La policía holandesa se ha lanzado en la ciudad de Leiden a la persecución de unos ladrones arqueológicos que irrumpieron osadamente en una dependencia del Rijksmuseum Boerhaave. En busca de dinero en efectivo, los atracadores asaltaron la caja de caudales del museo y se hicieron con un veneno sudamericano potencialmente mortal utilizado por los cazadores tribales para convertir las puntas de sus flechas en armas letales.
A primeras horas de la mañana del miércoles, los oportunistas ladrones robaron “la caja fuerte del tamaño de un frigorífico en la que estaba almacenado el antiguo frasco con el veneno”, según un informe publicado en 7 News. Amito Haarhuis, director del Museo Nacional Holandés de Ciencia y Medicina, comentaba para los reporteros de la Agencia France Press: “Es un veneno llamado curare, utilizado en América del sur en flechas para matar animales,” añadiendo a continuación que “Se nos ofreció recientemente como parte de una colección, pero decidimos que no queríamos tenerlo. Así que lo encerramos en la caja fuerte y lo vamos a destruir de forma segura”.
Museo Boerhaave – Teatro anatómico. Fuente: CC BY-SA 2.0
Según la Enciclopedia Británica, la palabra ‘curare’ deriva de wurari, de la lengua caribe de los indios Macuxi de Guyana. El nombre describe diversos ‘extractos alcaloides de plantas venenosas’ cuya función es inhibir el receptor nicotínico de la acetilcolina (nAChR) que se encuentra en la unión neuromuscular. Aunque inofensivo cuando se consume, si una cantidad tan pequeña como un microgramo es administrada a través del torrente sanguíneo en unos pocos segundos la víctima experimenta una debilidad muscular que desemboca en la muerte, que sobreviene por asfixia debido a la parálisis del diafragma.
Hombre de la tribu yagua (yahua) realizando una demostración del uso de la cerbatana en una de las islas del Amazonas cercanas a Iquitos, Perú. (CC BY-SA 3.0)
Muchos historiadores afirman que el primer documento occidental que da testimonio de esta droga mortal fue escrito en 1596, cuando Sir Walter Raleigh mencionaba cierto tipo de veneno para puntas de flecha en su libro El descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de Guayana. Pero no fue hasta 1895 cuando el farmacólogo Rudolf Boehm clasificó la droga en tres tipos principales de curare: el curare de bambú cuando es envasado en tubos de bambú huecos, el curare de vasija almacenado en terracota, y el curare de calabaza cuando el producto químico se guarda en calabazas huecas.
Sin embargo, como muchos de los venenos de la naturaleza, en pequeñas dosis la planta fuente del curare, el Chondrodendron tomentosum, es utilizada como relajante muscular, y dos de sus raros alcaloides, la vincristina y la vinblastina, son ampliamente utilizados como agentes quimioterapéuticos en el tratamiento de muchos tipos de cáncer.
Se ha informado de que el veneno robado está “bastante seco y parece un pequeño ‘terrón de azúcar negro’” dentro de un antiguo bote de cristal con tapa roja y una etiqueta que dice “Curare”. La policía holandesa ha emitido un aviso público comunicando que es “muy tóxico y puede resultar mortal,” por si alguien lo encuentra.
Imagen de portada: Aljaba, flechas y vasija con curare. Fuente: CC BY-SA 3.0
Autor: Ashley Cowie
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.