Un funcionario chino afirmó el pasado domingo que el gobierno central de su país tiene derecho a confirmar la nueva encarnación del Dalai Lama, y que nada de lo que él diga o haga alterará lo más mínimo su capacidad de hacer algo así. Estas declaraciones fueron realizadas en una conferencia de prensa que tuvo lugar con objeto del 50 aniversario de la Región Autónoma del Tibet, en la que este funcionario añadió además que si no hubiera sido por la intervención del gobierno de Beijing, los tibetanos aún seguirían viviendo en una “Edad Oscura” de esclavitud y prácticas medievales.
La Administración Estatal China para Asuntos Religiosos dispuso una serie de regulaciones en el año 2007 con la intención de ‘gobernar’ el sistema de reencarnación del Dalai Lama. Reuters informa de que Norbu Dondup, del Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista de China afirmó que debido a este documento, “no importa lo que el Dalai Lama diga o haga, no puede negar el derecho del gobierno central a confirmar su nueva encarnación.”
Según la Administración Central Tibetana (ACT), el anuncio está basado en la opinión del gobierno chino de que para mantener su control sobre el Tibet necesita la influencia legitimadora del Dalai Lama sobre el pueblo tibetano. Al afirmar que decidirán en quién se va a reencarnar el Dalai Lama, China está reclamando este recurso espiritual del Tibet para convertirlo en una poderosa herramienta política a su servicio.
“El Partido desea esperar a la muerte del 14º Dalai Lama para a continuación seleccionar un sucesor dócil que no discuta su dominio sobre el Tibet,” leemos en un informe de la ACT.
China lleva ocupando el Tibet desde que las tropas comunistas lo invadieron en 1950. El Dalai Lama huyó al exilio en la India en 1959 tras una abortada rebelión contra la autoridad china. Desde entonces, China ha considerado al Dalai Lama una molesta piedra en el zapato, llamándole a menudo “lobo vestido de monje”, así que es un curioso giro de los acontecimientos el hecho de que ahora insistan en que debe volver en una nueva reencarnación.
El Palacio de Potala, residencia del Dalai Lama hasta 1959 (Imagen original)
En Septiembre del año pasado, el Dalai Lama anunció que podría elegir no reencarnarse en el Tibet si éste no es libre, y que nadie tiene derecho a elegir su sucesor con fines políticos. No obstante, desde el gobierno chino, que siempre ha acusado al Dalai Lama de ser un separatista político, se recalcó que negarse a reencarnar no era una opción viable para él, e insistieron en que debe ‘respetar’ la antigua tradición de la reencarnación.
Qin Yongzhang, etnólogo de la Academia China de Ciencias Sociales, ha declarado por su parte que el Dalai Lama “no puede abolir el sistema de reencarnación que lleva cinco siglos vigente con una sola palabra.”
El profesor Elliot Sperling, experto en asuntos tibetanos de la Universidad de Indiana con sede en Bloomington, explicó que el Dalai Lama podría estar intentando evitar una situación en la que China controle a su sucesor. “Los chinos quieren un Dalai Lama, pero quieren su propio Dalai Lama,” observó el profesor Sperling. “Piensan que pueden utilizar a alguien que esté bajo su control… para así poder manipular a los tibetanos.”
Sin duda, las tradiciones religiosas del Tibet han caído cada vez más bajo el estricto control del gobierno Chino. En 1995, después de que el Dalai Lama nombrara a un niño del Tibet reencarnación del Panchen Lama, la segunda autoridad religiosa más importante del Budismo Tibetano, China puso a este niño bajo arresto domiciliario e instaló en su lugar a otro, que pasa la mayor parte del tiempo en Beijing. A continuación, en el año 2007, el gobierno decretó unas “Medidas de Gestión para la Reencarnación de los Budas Vivientes en el Budismo Tibetano”, asumiendo el control de todas las fases del proceso de reencarnación.
En un sorprendente anuncio realizado en la rueda de prensa de este pasado fin de semana, Norbu Dondup mencionó al Panchen Lama, secuestrado por el gobierno chino a la corta edad de 6 años. Las peticiones internacionales apremiando al gobierno chino para que libere al ‘auténtico Panchen’ llevan siendo ignoradas ya 20 años desde su secuestro.
“En la actualidad, este llamado “niño del alma” designado por el Dalai Lama está recibiendo una educación, viviendo con normalidad y creciendo sano. No quiere que nadie le moleste,” dijo.
Una Antigua Tradición
Según las creencias del budismo tibetano, el actual Dalai Lama es una reencarnación del pasado lama que decidió renacer de nuevo para continuar su importante labor, en lugar de apartarse de la rueda de la vida. Aquel que decide renacer continuamente es conocido como tulku. Los budistas creen que el primer tulku en esta reencarnación fue Gedun Drub, que vivió del 1391 al 1474, y el segundo Gendun Gyatso. No obstante, el título de ‘Dalai Lama’, que significa Océano de Sabiduría, no le fue otorgado hasta su tercera reencarnación bajo la forma de Sonam Gyatso en 1578.
Desde el siglo XVII hasta 1962, el Dalai Lama también ha sido la cabeza visible del gobierno tibetano. El actual 14º Dalai Lama siguió siendo jefe de estado de la Administración Central Tibetana, formada por tibetanos en el exilio, hasta dimitir oficialmente de este cargo en Marzo del 2011.
El proceso de identificar a un Dalai Lama reencarnado forma parte de una tradición que se remonta a varios siglos atrás y puede prolongarse durante muchos años. Tras la muerte de un Dalai Lama ha sido tradicionalmente responsabilidad de los Altos Lamas de la Tradición Gelugpa y el gobierno tibetano localizar a su nueva reencarnación.
El 14º Dalai Lama fue identificado a la edad de 3 años. Imagen original
Los Altos Lamas buscan a un niño que haya nacido aproximadamente en el mismo momento de la muerte del Dalai Lama. Los lamas pueden tener sueños o visiones que les ayuden a identificar al niño, sobre su ubicación por ejemplo. Una vez creen haber localizado el hogar correcto, presentan al niño diversos objetos, entre los que se incluyen varios que pertenecieron al antiguo Dalai Lama. Si el niño escoge estos objetos que habían pertenecido al Dalai Lama anterior, se considera una señal de que es el tulku.
Los exiliados, activistas y defensores de los derechos del pueblo tibetano acusan a China de faltar al respeto a estas tradiciones religiosas y culturales únicas, y de buscar controlar y suprimir los derechos del pueblo tibetano.
Autor: April Holloway
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.