Evidencias arqueológicas muestran que el solsticio de invierno, que tiene lugar cada año entre el 20 y 21 de diciembre, era una fecha importante para la cultura del pueblo Taíno, cultura que engloba a diversos pueblos con lengua común distribuidos por las diferentes islas del mar Caribe.
Así, en la República Dominicana se evidenció que la mítica plaza de Chacuey –situada en la Reserva Indígena de Chacuey, en la comunidad de Los Indios, Municipio de Partido, Provincia de Dajabón– está orientada específicamente hacia la salida del sol en el solsticio de invierno, de acuerdo con las conclusiones presentadas por un estudio llevado a cabo en el año 1980 por Sebastián Robiou Lamarque.
También el Centro Ceremonial Caguana del Municipio de Utuado, sobre la ribera Oriental del río Tanamá de Puerto Rico, sería un potencial observatorio astronómico, donde los megalitos de piedra están posicionados para marcar justamente la situación de los solsticios, según observa el investigador Ángel Rodríguez Álvarez en su documento Astronomía Prehistórica en Puerto Rico, Centro Ceremonial Caguana.
El Mural de los Solsticios de Caguana, Puerto Rico. (Ángel Rodríguez/La Gran Época)
En él, Rodríguez explica que los Eyeri –pueblo taíno de Caguana–, “imaginaron la superficie de la Tierra como un plano horizontal en forma de rectángulo dividido en cuatro regiones”. De acuerdo a su diagrama, las cuatro esquinas de su rectángulo cósmico “corresponden a los puntos extremos del horizonte visible en donde el Sol se detiene en su recorrido anual. Estas direcciones se basan en la salida y puesta del Sol durante los solsticios. El centro o quinto punto estaba representado por el momento de pasar el Sol por el cénit durante los equinoccios”.
Durante el Solsticio de invierno, entre el 20 y 21 de diciembre, la salida del Sol llega a su máxima inclinación hacia el Sur, y da inicio al invierno. Al contrario, del 20 al 21 de junio, la salida del Sol llega a su máxima inclinación hacia el Norte, y da inicio al verano. A su vez, durante los equinoccios, cuando el Sol amanece por la piedra central, como la que se ve en una de las plazas de Caguana, se da inicio a la primavera y al otoño, respectivamente.
Diagrama dibujado por Ángel Rodríguez con las coordenadas cósmicas de los Eyeri en el Centro Ceremonial Caguana. (La Gran Época)
Bajo el concepto cósmico del pueblo caribeño, estas dos fechas representaban según el autor: “el momento de la unión entre el Cielo, la Tierra y el Inframundo. Aquí se fusionan los tres niveles cósmicos del universo Eyeri en Caguana”.
“La mayoría de expertos está de acuerdo en que el antiguo Taíno reconoció cuatro posiciones principales ocupadas por el Sol en el cielo durante su ciclo anual. Estas posiciones coinciden con las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno. Aunque los cambios ambientales que ocurren durante estas estaciones no se manifiestan tan dramáticamente en los trópicos como lo hacen en las regiones templadas, el Sol sí asume posiciones muy distintas y reconocibles en el cielo durante cada uno de ellas”, destaca por su parte un informe de Indigenous Caribbean.
El Sol, durante su paso por las diferentes estaciones, se encarnaba, según las creencias observadas por el pueblo Taíno, en las siguientes aves: el pájaro cantor, el águila, el pavo y el búho. Además, la astronomía de los Taínos estaba fuertemente ligada a la agricultura y a la vida. El ciclo del Sol, identificado como Boinael, estaba asociado a Yoka Hu, el espíritu de la planta de la Yuca, agrega su análisis.
Relación de la piedra central de la plaza de Caguana en Puerto Rico con la estrella Polar de la Osa Menor, que siempre marca el Norte.
“Él nace (brota), alcanza la madurez, luego es cosechado y cuando eso sucede debe morir. En la muerte este ser eterno regresa al suelo, la tierra es su madre, Ata Bey. Como en el caso de la planta anual, este retorno a la tierra constituye una repoblación. Cuando se vuelve a plantar, este espíritu vegetal se desarrolla en el suelo y luego finalmente completa el ciclo para brotar de nuevo y empezar de nuevo”, describe el informe.
Mientras el Sol y los equinoccios marcaban las estaciones del año, para los caribeños las lunaciones indicaban los meses. Después de la Luna Nueva era cuando cultivaban la yuca y cuando creaban su cerámica. Finalmente, también la aparición de las Pléyades sobre el horizonte en las noches de mayo era de gran importancia, ya que señalaba su Año Nuevo.
Imagen de portada: Parque Ceremonial Indígena en Caguana, Puerto Rico. (Fotografía: La Gran Época)
Autor: La Gran Época
Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido publicado de nuevo en www.ancient-origins.es con permiso.