De todas las criaturas fantásticas de la leyenda, los dragones son sin discusión la más emblemática de todas. Una poderosa razón para su fama se puede encontrar en el hecho de que los dragones están presentes en las culturas de todo el mundo, con gran parte de la humanidad admirando inevitablemente a estas cosmopolitas criaturas a lo largo de las generaciones. Así pues, ¿cómo se volvieron los dragones tan increíblemente famosos y reverenciados por gentes de culturas totalmente diferentes? Una probable explicación podría llegarnos de los restos fosilizados de dinosaurios y otros animales similares.
Estos tres cráneos de ceratops expuestos en un museo podrían muy bien haber sido tomados por restos de míticos dragones en la antigüedad (Legendz Collective)
Se han descubierto restos de dinosaurios y sus parientes cercanos (entre los que se encuentran los pterosaurios voladores y reptiles marinos como los plesiosaurios) en todos los continentes. Es muy probable que estas formas de vida prehistóricas inspirasen los fundamentos del mito del dragón. Actualmente, dondequiera que se localicen fósiles de dinosaurios en lugares diversos, serán clasificados bajo la categoría de animal extinto. En la antigüedad, sin embargo, sus huesos habrían sido etiquetados más bien como bestias míticas, en un mundo en el que reinaba la fantasía. Está confirmado que las gentes de la antigüedad confundieron antiguos fósiles de animales con los restos de criaturas fabulosas en numerosas ocasiones: como por ejemplo, en los relatos sobre las glossopetrae o “lenguas de dragón”, de las que ya hablamos en la primera parte de este artículo.
Por otro lado, los pueblos de la antigüedad creían en el pasado que los propios fósiles debían poseer milagrosas propiedades curativas, empleándolos por tanto como ingredientes esenciales en preparados medicinales a lo largo de la historia. En nuestros días, importantes culturas con raíces que se remontan a hace miles de años aún utilizan fósiles con propósitos terapéuticos (vendiéndolos incluso en las modernas farmacias). La medicina tradicional china es el mejor ejemplo de ello.
Representaciones artísticas de plesiosaurios (Legendz Collective)
La tradición china consideraba en su origen que los fósiles eran huesos de dragón. Los dragones son venerados por los chinos como deidades ancestrales que simbolizan la prosperidad, la sabiduría y el poder divino. Como tales, siempre que alguien encontraba fósiles o esqueletos de este tipo en épocas antiguas, sin duda se despertaban en su corazón emociones de viva pasión por los dragones. Con una puntualización importante: estos supuestos restos de dragones no eran otra cosa que huesos de animales erróneamente identificados, pertenecientes a dinosaurios o incluso a mamíferos extintos.
Las tierras de China son ricas en fósiles, habiéndose excavado la mayoría de los recientes hallazgos relacionados con los dinosaurios en sus provincias. Estos descubrimientos incluyen importantes hitos científicos que han ejercido un fuerte impacto en la imagen moderna de los dinosaurios en la cultura popular; ya que en lugar de presentar una apariencia de lagartos escamosos, es muy probable que diversas variedades de dinosaurios carnívoros (entre ellos el famoso Tyrannosaurus) tuvieran plumas –lo que demostraría que dinosaurios y aves pertenecen a la misma familia. La percepción general del público en relación con los dinosaurios es proclive a fluctuar continuamente a medida que nuevos descubrimientos salen a la luz revolucionando viejas ideas. Si nos remontamos a la antigüedad clásica, no obstante, las gentes de entonces no veían a los dinosaurios como la mayoría de la gente en nuestros días. En absoluto… los dinosaurios eran dragones mágicos a sus antiguos ojos.
Dinosaurios cubiertos de plumas (Legendz Collective)
De forma sorprendente, numerosas obras clásicas de arte asiáticos nos muestran a los dragones con pieles diversas, en las que se observan escamas, plumas o incluso pelo. ¿Sabían las gentes de la antigüedad algo que escapa por ahora a nuestras mentes modernas? La pregunta no está de más. De cualquier manera, los dragones de la tradición china son serpentinos y de cuerpo alargado, bastante diferentes a la mayoría de imágenes modernas de los dinosaurios carnívoros. A causa del legado divino del dragón, sus huesos serían en consecuencia de naturaleza mística.
La medicina tradicional china se refiere a los “huesos de dragón” como Long Gu (en mandarín) o también por su denominación latina Os Draconis. Curiosamente, los huesos de dinosaurio no son los únicos fósiles que se utilizan al preparar compuestos de Long Gu. También se consideran “huesos de dragón” los fragmentos óseos de mastodontes, caballos, rinocerontes y otras especies de antigua megafauna. De hecho, la mayoría de los especímenes de Os Draconis que se venden en las tiendas de medicina tradicional china de nuestros días proceden de mamíferos extinguidos más que de dinosaurios, ya que las especies de megafauna eran abundantes en la China primordial, al igual que los dinosaurios que las precedieron.
Medicina china tradicional (Legendz Collective)
Volviendo de nuevo a nuestros días, muchos de los preparados de Long Gu (ya sean de mamíferos o dinosaurios) vienen bajo la forma de píldoras o cápsulas. En la antigüedad, la materia prima del Long Gu era habitualmente sometida a un calor muy intenso hasta el punto de convertirla en cenizas (en un proceso conocido como calcinación) o se machacaba hasta obtener un polvo muy fino. Antiguos textos como el Shennong Bencaojing –compendio médico escrito entre los años 200 d. C. y 250 d. C. cuyos remedios están basados en tradiciones mucho más antiguas que se remontarían al rey y sabio Shennong– aseguran que los huesos de dragón son útiles en el tratamiento de “trastornos demoníacos”. En nuestros días, estos trastornos serían considerados desórdenes psiquiátricos. El Long Gu sería capaz de normalizar las funciones de los órganos internos, disipando al mismo tiempo las perturbaciones emocionales provocadas por “espíritus” invasores. En nuestros días, los practicantes de la medicina tradicional china utilizan el Long Gu para tratar casos de síndromes maníaco depresivos, epilepsia, ataques de ansiedad e insomnio.
Busto de Zeus Amón (CC BY 2.0)
China no es la única cultura conocida que ha utilizado sistemáticamente fósiles para tratar enfermedades complejas, aunque sí es una de las pocas que aún persisten en nuestros días. Otras tradiciones clásicas de épocas antiguas, hoy abandonadas, como las del antiguo Egipto y la antigua Grecia, tenían sus propias versiones de estos remedios para curar el insomnio o incluso la infertilidad. Cuando los pueblos de la antigüedad descubrieron por primera vez los fósiles de amonita, imaginaron que sus conchas eran los cuernos del dios egipcio primordial Amón, quien se convertiría en Zeus Amón para los griegos cuando los dioses supremos de ambas culturas se combinaron en un fenómeno de sincretismo. Así fue, por cierto, como surgió la palabra amonites, gracias a su forma espiral que recordaba a los cuernos del carnero, sagrados para Amón (quien en ocasiones adoptaría incluso la forma de un regio carnero). Por otro lado, otros creyentes de la Europa continental veían los amonites como serpientes enroscadas que se habrían convertido en piedras llamadas ofitas. En cualquier caso, fueran considerados los amonites serpientes petrificadas o cuernos del dios Amón, las gentes de entonces los empleaban para preparar infusiones o incluso encantamientos para tratar el insomnio y la infertilidad.
Amonites (Legendz Collective)
Primos de los amonites conocidos como belemnites –especies extinguidas emparentadas con los modernos sepias y calamares– eran confundidos con rayos petrificados enviados por el dios Perkunas en los países bálticos. De forma similar al dios griego Zeus, Perkunas era un padre celestial estrechamente vinculado al rayo y al trueno. Conocidas en tiempos antiguos como piedras del trueno, las formas de bala similares a un dardo propias de los belemnites eran consideradas señales del cielo. Por su parte, en las islas británicas los fósiles de belemnites eran vistos más bien como “dedos del Diablo”, o de forma bastante curiosa, como dedos del mismísimo San Pedro en algunos lugares. Debido al aspecto de bala afilada propio de los belemnites, los pueblos de la antigüedad daban por hecho que aquellos fósiles tenían el poder de curar agudos dolores del cuerpo –además del reumatismo.
Europa vivió en el pasado una verdadera obsesión por los huesos de santos, demonios y serpientes mágicas, atribuidos erróneamente a diversos fósiles de especies reales. Entre los ejemplos más extravagantes tenemos los fragmentos óseos de hipopótamo pigmeo, confundidos con huesos de santos mártires; conchas de la ostra jurásica gryphaea identificadas como pezuñas del Diablo; fósiles de erizos marinos que se creyó que eran huevos creados por las burbujas producidas por serpientes copulando… y así todo. Estos fósiles eran entonces convertidos en medicinas destinadas a tratar toda una variedad de trastornos musculares, mentales e internos que afligían tanto a los seres humanos como al ganado doméstico que padeciera alguna enfermedad. Sin embargo, por aquel entonces se desconocía que algunos de estos tratamientos eran de hecho perjudiciales.
Fósiles utilizados con fines medicinales en Europa: belemnites, considerados rayos petrificados, pezuñas del diablo (conchas de gryphaea) y huevos (en realidad erizos de mar) (Legendz Collective)
Los belemnites, por ejemplo, se rumoreaba que curaban la irritación de los ojos –machacados hasta convertirlos en polvo y soplando luego directamente sobre el globo ocular para producir el alivio esperado… aunque con toda probabilidad provocaban únicamente un notable malestar que afectaba negativamente a la vista. Por muy curiosos que puedan parecernos ahora estos tratamientos, los fósiles eran por aquel entonces tan mal comprendidos que la aplicación errónea de estos remedios era susceptible de agravar los síntomas. Pero esta no es la única mala noticia sobre esta cuestión…
Los fósiles son sin duda elementos valiosos que nos permiten conocer mejor la historia de la Tierra, pero ahora son también vulnerables al declive de su disponibilidad. La cosa no queda ahí, ya que las creencias en las que se basan los remedios a base de fósiles han contribuido en los últimos años a la masacre de especies animales en peligro de extinción (por ejemplo, el marfil y los cuernos de rinoceronte). Aunque los fósiles han desempeñado un papel crucial en la medicina tradicional durante siglos, abusar de ellos abre un camino de devastadoras consecuencias.
Así pues… ¿funcionan realmente los fósiles como medicinas? ¿Qué ocurre cuando son utilizados indebidamente de forma que puedan llegar a afectar incluso al mundo en el que vivimos? Lo veremos en un próximo artículo.
Imagen de portada: Fotocomposición: fósil, dinosaurio y dragón. (Legendz Collective)
Salvo que se especifique lo contrario, todas las imágenes fueron tomadas o creadas por el equipo de Legendz Collective
Autor: Legendz Collective
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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Fuentes:
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British Geological Survey., 2017. Ammonites. [Online] Disponible en: https://www.bgs.ac.uk/discoveringGeology/time/Fossilfocus/ammonite.html
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Van der Geer, A., and Dermiztakis M. (2008), Fossils in Pharmacy: From Snake Eggs to Saint's Bones; An Overview, Hellenic Journal of Geosciences.