Todos los países del mundo tienen sus propias leyendas y supersticiones, basadas a menudo en creencias relacionadas con dioses, demonios y espíritus que habitan en un cierto lugar. Hasta los lavabos tienen asociadas sus propias criaturas del ‘otro mundo’.
En Japón, Toire no Hanako-san (que significa “Hanako la del lavabo”) es el espíritu de una niña con media melena lisa y negra que viste una falda roja y se esconde en el tercer lavabo del tercer piso de los baños de los colegios japoneses. Quien quiera invocar a Hanako debe llamar a la puerta del tercer lavabo tres veces y preguntar si está ahí o no.
Por lo general se considera a Hanako un espíritu inofensivo, pero existen también versiones de esta leyenda urbana más violentas y terroríficas. En una de ellas, tras responder a quien la ha invocado, le arrastra hasta el interior del lavabo si la puerta estaba abierta. Al parecer se la puede detener si el individuo puede demostrar que ha sacado un diez en un examen. Otra terrorífica versión de esta leyenda habla de un gigantesco lagarto con tres cabezas que simula la voz de una niña para atraer a su presa.
Hanako la del lavabo. (Imagen original)
La mitología japonesa también nos habla de Kawaya no Kami, el dios del lavabo nacido de los excrementos de la diosa Izanami. Al ser los antiguos lavabos más antiguos y peligrosos que los actuales, se creía en el pasado que Kawaya no Kami protegía a sus usuarios.
En señal de respeto por este dios, la gente mantenía limpios sus lavabos, los decoraba como si de un santuario se tratase e incluso cenaban en ellos para simbolizar que comían los alimentos dejados por el dios. Cuando la gente no era lo suficientemente respetuosa con este dios del lavabo, se decía que sus hijos nacían feos e infelices. Asimismo, al utilizar el lavabo la gente debía advertir de su presencia tosiendo, ya que se decía que Kawaya no Kami tenía la forma de un hombre ciego armado con una lanza y oculto en el fondo del lavabo.
Muy conocido en Japón y Corea, Aka-Manto es un espíritu maligno de los lavabos. Se cuenta que lleva puesta una máscara blanca y viste una capa roja. Supuestamente, las mujeres le encuentran muy atractivo. Este espíritu habita en los compartimentos de los lavabos, y cuando alguien entra en uno de ellos, el espíritu le pregunta si prefiere una capa roja o una capa azul.
Si el usuario del lavabo responde ‘roja’, el espíritu le corta el cuello, para que la sangre derramada recuerde a una capa roja. Si responde azul, el individuo será asfixiado hasta la muerte, para que su rostro adquiera una tonalidad azulada. Si la persona intenta engañar al espíritu diciendo otro color, será arrastrada al Infierno a través del retrete. La única forma de escapar a la muerte al encontrarse con este espíritu maligno es respondiendo “amarilla”. Al hacerlo así, el espíritu se ‘conformará’ con restregar la cara del individuo en algún lavabo lleno de excrementos.
Representación artística del espíritu de Aka-Manto. (YouTube Screenshot)
Otro espíritu maligno japonés que vive en los servicios es Kashima Reiko. Tras haberse convertido en un espíritu maligno después de haber sufrido una muerte trágica, este espíritu de sexo femenino acecha en los baños de colegios y hogares en busca de sus piernas. Cuando se la oye preguntar dónde están sus piernas, el individuo debe responder “en la autopista de Meishin”. El espíritu le preguntará entonces al usuario del lavabo dónde consiguió esa información, a lo que se le debe contestar: “Kashima Reiko me lo contó.” Pero el espíritu aún se guarda una pregunta con trampa en la recámara. Cuando pregunta cuál es su nombre, se le debe responder que es “el Demonio de la Máscara de la Muerte.”
Kashima Reiko. (Imagen original)
El demonio Akaname tiene un aspecto terrorífico y su saliva es venenosa. Sin embargo, al sentirse atraído por la suciedad, su función es lamer la inmundicia hasta dejar los lavabos bien limpios. Es el menos peligroso de todos los dioses y demonios de los lavabos, y se cree que en un principio tuvo su origen como táctica para atemorizar a los niños y convencerles de que tuvieran limpios sus lavabos.
Dibujo de un ‘akaname’. Primer volumen del Gazu Hyakki Yakō de Toriyama Sekien (siglo XVIII). (Public Domain)
En la mitología judeocristiana, se describe a Belfegor como un demonio con barba, uñas afiladas y una boca siempre abierta, sentado en un trono que es también un retrete. Los rabinos creían que este demonio solo podía ser invocado sentándose en el lavabo u ofreciéndole los propios excrementos. Se cree que esta entidad demoníaca es perezosa: se pasa todo el día sentado en el retrete y comiendo excrementos humanos.
Ilustración de Belfegor, ‘Dictionnaire Infernal’. (Public Domain)
El demonio babilónico Sulak también acechaba en los lavabos. Al encontrarse el usuario solo y sentado en el retrete, en ese momento era vulnerable y ofrecía al demonio la ocasión perfecta para atacar. En este caso, lo haría provocando alguna enfermedad, considerada de este modo como “la mano de Sulak.” Si aquellos que utilizaban el lavabo no se comportaban con modestia y permanecían en silencio, el demonio supuestamente se sentiría ofendido y golpearía.
En la mitología china, Zi-Gu es la diosa de los lavabos. Cuando se la venera como es debido, se encarga de mantener el retrete limpio y desinfectado. En la antigua Roma, Cloacina era la diosa de las cloacas, Stercutius el dios de los excrementos y Crepitus era invocado para curar el estreñimiento o la diarrea.
Imagen de portada: Terror en el lavabo. (Imagen original)
Autor: Valda Roric
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes:
Valda Roric – “From History to Mystery”
Michael Ashkenazi – “Handbook of Japanese Mythology”
Michæl Dylan Foster y Shinonome Kijin – “The Book of Yokai: Mysterious Creatures of Japanese Folklore”