Siglos antes de que Gran Bretaña votara a favor de abandonar la Unión Europea, ya intentó realizar un Brexit del Imperio Romano, aunque sin éxito. Bajo el liderazgo del soldado hispano Magno Máximo, un pedazo del Imperio Romano de Occidente se rebeló contra sus señores itálicos, fracasando finalmente en su intento de mantener su independencia por mucho tiempo. Pese a todo, Máximo inspiró fascinantes mitos galeses relacionados con un épico héroe mundialmente famoso: el rey Arturo.
En primer lugar, fijémonos en el Máximo de la historia. Uno más de toda una serie de emperadores-usurpadores salidos de Gran Bretaña a finales de la época romana, Máximo inició su carrera militar como un humilde soldado procedente de Hispania, combatiendo en diversas campañas por todo el Imperio, desde Gran Bretaña hasta África, luchando a servicio del emperador a lo largo de las décadas del 360 d. C. y 370 d. C. A partir de ahí, ascendió fulgurantemente en el escalafón del ejército imperial, alcanzando la cúspide de su carrera militar al regresar a Gran Bretaña e infligir una severa derrota a pictos y escotos en el año 382 d. C.
Aclamado como héroe de guerra, Máximo fue proclamado emperador por sus tropas en el año 383 d. C., siendo en teoría su señor por aquel entonces el que era oficialmente emperador romano de Occidente, Graciano. La revolución no se produjo en todo el vasto territorio del Imperio, sino principalmente en el oeste. Una vez proclamado emperador, Máximo no se durmió en los laureles, sino que invadió las Galias y marchó contra Graciano.
Sólido de Graciano (CC BY-SA 3.0)
Por aquel entonces, Máximo estaba ansioso por consolidar su recién estrenado poder. Mientras tanto, Graciano combatía a los germanos, según el historiador eclesiástico Sozomeno. Por suerte para Máximo, uno de sus fieles generales, de nombre Andragato, engañó a Graciano induciéndole a pensar que su esposa iba a su encuentro; bajo este pretexto, Graciano abandonó su campamento, pero cayó en manos de Andragato y fue asesinado por él.
Tras la eliminación de Graciano, Máximo estableció su corte en Trier, localidad que se encuentra en la actual Alemania, y fue bautizado. De este modo consiguió consolidarse firmemente como Emperador de Occidente frente a Teodosio I, Emperador de Oriente. Por aquel entonces, Teodosio tenía otras cuestiones de las que preocuparse en sus dominios orientales, de modo que no se molestó en prestar atención a Máximo. Hasta el año 388, cuando Máximo invadió Italia y conquistó la ciudad de Milán, derrocando al hermano de Graciano, Valentiniano II. Máximo había reclutado un ejército de “Britanos, galos, celtas y guerreros de otras naciones,” escribe Sozomeno, bajo el pretexto de combatir por el cristianismo, aunque en realidad lo hacía por consolidar su poder.
Sólido con la efigie de Magno Máximo. (Panairjdde/Classical Numismatic Group/CC BY-SA 3.0)
Mientras la figura de Máximo crecía, Teodosio consolidaba astutamente su poder casándose con Gala, hermana de Graciano. Finalmente, marchó contra Máximo, que tanto dolor había infligido a su hermano menor en julio del año 388. Cuando Teodosio entabló batalla con Máximo en agosto, el teólogo Paulo Orosio escribe que “sometió, capturó y dio muerte a su gran enemigo, Máximo, un hombre brutal que había exigido a las más salvajes tribus germánicas el pago de impuestos y tributos, simplemente por el terror que les inspiraba su terrible reputación.” Orosio, fiel a su devoción cristiana, nos muestra a un Teodosio triunfante sobre Máximo. Tras la batalla, Máximo fue ejecutado; su hijo Víctor, asesinado, y Andragato se suicidó arrojándose al mar.
A pesar de su fracaso al intentar liberar al Imperio Romano de Occidente del yugo de Teodosio, Máximo, o al menos su memoria, sobrevivió en un lugar sorprendente: Gales. El cronista medieval Nennio menciona a Máximo en un linaje más o menos fantasioso de legítimos reyes de Gran Bretaña, afirmando asimismo que ayudó a los britanos a extenderse de nuevo por la isla y volver a colonizarla. La Historia Brittonum de Nennio cita a Máximo como el último emperador romano que reinó en Gran Bretaña, (sea esta afirmación históricamente precisa o no), y este texto tan popular ayudó a difundir la idea del vínculo entre Máximo y los últimos días de presencia romana en las islas británicas.
Ilustración medieval de un manuscrito galés del siglo XIV en la que supuestamente aparece retratado Magno Máximo. (CC0 1.0)
En la época medieval, la leyenda ya había transformado al antiguo líder tardorromano Máximo en uno de los fundadores de la historia galesa. Supuestamente se casó con Elen, una de las matriarcas de la Gran Bretaña post-romana, siendo esta unión el origen de varias dinastías galesas. Al casarse con Elen, hija del legendario rey Eudaf, Macsen (Máximo) se introduce de lleno en la pseudohistoria de los mitos galeses. Acabó siendo considerado un héroe nacional de Gales, hasta el punto que los reyes medievales de Powys y Dyfed, entre otros, afirmaban ser sus descendientes.
Quizás el más famoso personaje relacionado con Máximo es el propio rey Arturo. Según Godofredo de Monmouth, Arturo, cuando se le preguntó por qué Roma debía someterse a él, justificó su derecho afirmando estar estrechamente emparentado con los hijos de Máximo y Elen. De hecho, existieron varios personajes mitológicos llamados Elen, a la que Godofredo consideraba su antepasada, aunque al autoproclamarse heredero directo de un antiguo emperador romano y su esposa de la realeza britona, Arturo extendía su reivindicación al trono de Gran Bretaña e incluso al del Imperio Romano.
Macsen Wleding en una copia del siglo XV de un manuscrito de Godofredo de Monmouth. (National Library of Wales/CC0 1.0)
En el Mabinogion se llama a Máximo Macsen Wledig (Wledig significa ‘Señor’), describiéndole como “emperador de Roma, un hombre apuesto, y mejor y más sabio que ningún emperador que hubiese antes que él.” Estando de caza cerca de Roma, Macsen se quedó dormido y soñó con la más bella joven del mundo; al despertar, estaba decidido a buscarla. Desgraciadamente, no pudo encontrar ni el más mínimo rastro de ella, por lo que su ánimo se resintió. Cuando consultó con los “sabios de Roma”, le recomendaron que enviara mensajeros a lo largo y ancho del mundo conocido en busca de su amada.
Un año más tarde, nada había cambiado, por lo que Macsen regresó al lugar en el que había soñado con ella. Observando el mapa extendido ante él mientras su señor dormía, sus mensajeros recorrieron el camino que él ya había seguido desde Roma hasta Gales. Para su sorpresa, el castillo con el que Macsen había soñado se alzó ante ellos, y en su interior se encontraba la bella muchacha que su señor había imaginado. La joven no podía creer que los hombres de Macsen quisieran casarla con el emperador, por lo que les replicó que si realmente la amaba, viniera él mismo a buscarla. Algo que Macsen por supuesto hizo, proclamando a su amada “Emperatriz de Roma.” Ese mismo día se casaron; perdidamente enamorado, Macsen concedió a su nueva esposa las islas británicas como dote.
Macsen pasó siete años en Gran Bretaña. Después de ese tiempo fue desposeído de su trono, ya que si el emperador permanecía fuera de Roma más de siete años, se consideraba que dejaba de serlo. Furioso, Macsen volvió a su antiguo hogar, conquistó Europa Occidental y puso sitio a Roma durante un año. Pero solo cuando los guerreros británicos de Elen acudieron en su ayuda pudo conquistar la ciudad. Uno de los generales británicos decidió quedarse en Europa con sus hombres, cortándoles la lengua a sus esposas extranjeras para que no corrompieran el idioma británico. Se asentaron en la Bretaña francesa, donde la auténtica lengua de los britanos sobrevivió hasta nuestros días… o así dice al menos el Mabinogion.
Imagen de portada: Ilustración de ‘The Boy's King Arthur: Sir Thomas Malory's History of King Arthur and His Knights of the Round Table, Edited for Boys by Sidney Lanier (New York, Charles Scribner's Sons, 1922). (Public Domain)
Autor: Carly Silver
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes:
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