Para ser uno de los hombres más conocidos del mundo en los últimos 2.000 años, la verdadera apariencia de Jesús de Nazaret sigue siendo un misterio a día de hoy. Retratado tradicionalmente en el arte occidental como un hombre caucásico de piel clara, habitualmente vestido con una túnica y con cuidada barba y cabellos de color castaño claro, un análisis científico ha cambiado la percepción del aspecto que podría haber tenido Jesús en su época: y no es el rostro familiar que nos enseñaron en la escuela dominical.
Un científico británico se ha integrado en un equipo de arqueólogos israelitas para recrear desde la perspectiva de la medicina forense el verdadero rostro del hombre de la historia considerado el hijo de Dios por los cristianos.
Retrato de Jesús en una vidriera de la Iglesia Anglicana de San Juan Bautista de Ashfield, Australia. (CC BY-SA 3.0)
El aspecto físico de Jesús ha ido variando en función del lugar, la época y el ámbito cultural, siendo la apariencia de un hombre blanco occidental la más habitual en la actualidad. Se ha representado tradicionalmente a Jesús en el arte con piel clara, un rostro estrecho, cabellos castaños (o incluso rubios) y ojos de diferentes colores con una expresión triste o amable. Su figura se completa habitualmente con largos cabellos ondulados, una cuidada barba y una túnica como vestimenta.
Detalle: Jesús en la Última Cena, óleo de Tiepolo (Public Domain)
Aunque el humorista Eddie Izzard bromea acerca de la moderna imagen popular de Jesús refiriéndose a él como “un hombre blanco de Oxford,” un equipo de investigadores ha llevado a cabo una recreación del que creen que podría haber sido el aspecto físico real del auténtico Jesús de la historia, basándose en el ámbito temporal y la localización que se deducen de los antiguos textos que nos hablan de Jesús, y realizando además una reconstrucción facial desde el punto de vista de la ciencia forense.
Al igual que ha ocurrido con muchos otros personajes religiosos a lo largo de la Historia, la representación de la etnicidad de Jesús ha estado siempre influida por su contexto cultural. (Public Domain)
Los investigadores consideran que reconstruir el rostro de Jesús ha sido un gran reto, como podemos leer en Popular Mechanics: “En ningún lugar del Nuevo Testamento se describe a Jesús, ni se ha descubierto nunca dibujo alguno en el que aparezca.”
Richard Neave, artista médico retirado de la Universidad de Manchester (Inglaterra), ya tenía experiencia en la reconstrucción facial de otros personajes históricos, como el de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, y el del rey Midas de Frigia.
Utilizando métodos empleados habitualmente por la policía para resolver crímenes, Neave ha aplicado modernas técnicas forenses para estudiar antiguos cráneos hallados en Jerusalén y sus alrededores, la región en la que se cree que Jesús vivió y predicó.
Mediante tomografía computadorizada, se realizaron “cortes” de rayos X en tres cráneos pertenecientes a varones judíos del siglo I para revelar sus datos al momento. Programas especializados determinaron dónde se encontraría el tejido blando sobre estas calaveras, cubriendo de músculo y piel el rostro resultante. Este proceso dio lugar a un rostro más ancho que los habituales en las representaciones occidentales de Jesús.
Leemos en Popular Mechanics:
Todo el proceso se llevó a cabo utilizando programas que verificaban los resultados con datos antropológicos. A partir de estos datos, los investigadores realizaron una reconstrucción digital tridimensional del rostro. A continuación, crearon un molde del cráneo. Se extendieron capas de arcilla que recreaban el grosor del tejido facial especificado por el programa informático, añadiéndose además piel simulada. Finalmente, se modelaron la nariz, los labios y los párpados siguiendo la forma determinada por las capas de músculo subyacentes.
Richard Neave ha recreado el rostro de Jesús (en la imagen) utilizando técnicas forenses. El resultado contrasta notablemente con la representación habitual de Jesús en el mundo occidental: un hombre de piel clara con larga cabellera ondulada y cuidada barba. (Imagen: Popular Mechanics)
Gracias a estos tres cráneos, el equipo de investigadores pudo identificar la estructura facial general de un hombre típico del Próximo Oriente natural de la región de Galilea, al norte de Israel, en la época de Jesús, aunque no les fue posible determinar su color de piel ni cómo eran sus cabellos.
Neave empleó antiguas representaciones artísticas de yacimientos arqueológicos de la región para averiguar los colores de pelo y piel más habituales, así como los cortes de pelo más comunes de la época, basándose además en descripciones del Nuevo Testamento presentes en el Evangelio de San Mateo, en el que se dice que era muy parecido a sus discípulos. Jesús, por tanto, tendría la piel oscura, de tonalidad aceitunada, además de una espesa barba y pelo corto, de acuerdo con la tradición.
También podemos leer en Popular Mechanics que en el capítulo 1 de Corintios, San Pablo escribe que había visto en persona a Jesús y, “un poco más tarde describe los cabellos largos en un hombre como algo vergonzoso. ¿Habría escrito Pablo que ‘Si un hombre lleva el pelo largo, es una vergüenza para él’ si Jesucristo hubiera llevado el pelo largo? Para Neave y su equipo esto resolvió la cuestión.”
El registro arqueológico y los restos óseos demuestran que la complexión media de un varón semita de hace 2.000 años determinaba una estatura de 5 pies y una pulgada (1,55 metros) y un peso aproximado de 110 libras (50 kilos). Se considera que, ya que se le conoce como carpintero, habría pasado bastante tiempo al aire libre realizando un trabajo duro, por lo que estaría en buena forma física y su piel estaría curtida y bronceada, lo que le haría parecer más viejo de lo que era realmente.
En esta pintura titulada “Cristo en casa de sus padres”, obra de John Everett Millais (obsérvense los trabajos de carpintería en segundo plano), Jesús aparece como un niño pelirrojo de piel clara. (Public Domain)
Independientemente del resultado de esta recreación, sin duda se han hecho muy diversas interpretaciones a lo largo de los siglos de uno de los personajes históricos más famosos del planeta.
De hecho este mismo año, investigadores de la policía italiana generaron su propia reconstrucción facial de un joven Jesús a partir de la imagen en negativo obtenida de la famosa y misteriosa Sábana Santa de Turín, considerada por muchos el auténtico sudario de Jesucristo.
The Independent informa sobre este hecho:
Empleando el Sudario de Turín, la supuesta mortaja de Jesús, investigadores de la policía italiana han generado una imagen que simula una fotografía a partir de la imagen en negativo del rostro del sudario. Partiendo de esta imagen, invirtieron el proceso de envejecimiento para recrear el rostro de un joven Jesús, reduciendo el tamaño de la mandíbula, levantando el mentón y dando un perfil más recto a la nariz.
La imagen resultante es sorprendentemente diferente de la reconstrucción realizada por Neave, y parece asemejarse más a la idea tradicional del hijo de Dios del cristianismo.
“Joven Jesús”, imagen generada por investigadores de la policía italiana a partir del análisis de la Sábana Santa de Turín. (Imagen: Independent.co.uk)
La reconstrucción facial del rostro de Jesús realizada por Neave fue revelada por primera vez en el año 2001 en el documental británico “Hijo de Dios”.
Imagen de portada: Dos versiones muy diferentes del mismo personaje histórico, Jesús. (composición)
Autor: Liz Leafloor
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.