Cuando el hombre peca de exceso de confianza y se llena de arrogancia por sus logros o por su vanidad, la madre naturaleza, o los dioses, se encargan de recordar a la humanidad quién manda realmente. O al menos así les parecería a los antiguos, cuando eran testigos de la imponente y brutal potencia de los volcanes en erupción, y enviaban advertencias a través del tiempo bajo la forma de lecciones religiosas, mitos, leyendas y crónicas.
Estos asombrosos y violentos acontecimientos, resultaban tan traumáticos y antinaturales (o sobrenaturales) para los pueblos de la antigüedad, que desde tiempos prehistóricos surgieron mitos y leyendas en todas las culturas en un intento de explicar estos sucesos, o de protegerse de ellos. Exploraremos aquí algunos de los casos más explosivos.
Vesubio – El Poder Destructor de Júpiter
El Monte Vesubio experimentó el 24 de Agosto del año 79 d. C. la que es, con toda probabilidad, la erupción volcánica más conocida de la historia. Este fenómeno, que se prolongó durante días, significó el desastre más absoluto para las ciudades romanas de Pompeya, Herculano y otras.
En particular, las gentes de Pompeya debieron sufrir terriblemente al descender desde el volcán las nubes de gas a 300 grados centígrados (572 Fahrenheit) y asarlos vivos — siempre que las cenizas no les hubieran asfixiado antes, o la roca fundida y los detritus no les hubieran aplastado, golpeado o abrasado previamente.
Algunas de las víctimas de Pompeya estaban sentadas, otras recostadas o tumbadas, cuando la nube de gas ardiente les envolvió (Bigstock photo)
La agonía de algunas de las víctimas de la nube de gas volcánico quedó claramente reflejada en sus rostros (Bigstock photo)
La erupción liberó cien mil veces más energía térmica que la bomba atómica de Hiroshima, y sólo nos ha llegado el relato de un testigo superviviente del cataclismo: Plinio el Joven, sobrino del antiguo historiador Plinio el Viejo, que dejó cartas describiendo el suceso en las que contaba cómo había perecido su tío en la erupción, al igual que muchos otros.
Antes de la erupción del 79 d. C., el Vesubio ya tenía una larga tradición de mitos e historias. El monte estaba considerado una divinidad, ligada a la imaginería de la serpiente, como se puede apreciar en los frescos que se conservan en Pompeya. El Vesubio estaba conectado con el poder de Júpiter—dios del cielo y el trueno—y el de su hijo Hércules. Durante sus trabajos, cuenta la leyenda que Hércules atravesó la “llanura de fuego”, “que debe su nombre a un monte que antiguamente vomitaba fuego ...ahora conocido como Vesubio.”Se decía que estaba habitado por gigantes (lo que podría explicar los fuertes ruidos, el estruendoso retumbar del suelo, las piedras expulsadas con fuerza). No se sabe con certeza si Herculano fue llamada así en honor al héroe divino, pero sin duda los romanos se referían al monte Vesubio como consagrado al semidiós.
Fresco de Baco y Agatodemon con el Vesubio al fondo, tal como se ve desde la Casa del Centenario de Pompeya. Nótese la imaginería de la serpiente (Public Domain)
Thera – ¿Origen de la Atlántida?
La isla de Santorini en las Cícladas Griegas era conocida en el pasado como Thera. Thera era también el nombre que se daba al volcán que entró en erupción violentamente a mediados de la Edad del Bronce y engulló el avanzado centro urbano de Akrotiri entre el 1650 a. C. y el 1550 a. C. Los especialistas aún no han determinado la fecha precisa de la erupción, y solo conocemos el caso de Akrotiri gracias a su asombroso estado de conservación bajo el manto de cenizas. Este importante asentamiento fue redescubierto en una fecha tan reciente como 1967. En lo que difieren Akrotiri y Pompeya es en que cuando los arqueólogos despejaron de escombros Akrotiri, no hallaron restos humanos—solo los vestigios excepcionalmente conservados de un antiguo centro de comercio que parece congelado en el tiempo. Parece claro que las gentes de Akrotiri habían advertido el peligro con antelación suficiente como para organizar una evacuación, dejando pocas posesiones tras ellos.
Se han hallado objetos notablemente conservados en las ruinas de la antigua Akrotiri, en Grecia. Fuente: BigStockPhoto
Los mitos tanto de Teseo como del Minotauro, así como el de Jasón y los Argonautas, están conectados con Thera. Se dice que la derrota del Minotauro a manos de Teseo refleja la caída del imperio Minoico, y que Jasón en sus viajes se enfrentó con Talos, indestructible guardián de la isla. Talos podía calentarse extremadamente, lanzar rocas a los barcos y, cuando le dieron muerte, de su cuerpo escaparon fluidos vitales – ¿alude este mito a un ardiente, violento y activo volcán?
Pero el mito más atrayente de todos los relacionados con Thera es el de la Atlántida. Algunos investigadores proponen que Santorini pudo ser la localización de la legendaria isla que se hundió en el mar. La refinada Akrotiri de la Edad del Bronce y sus riquezas ciertamente desaparecieron de repente y sin dejar rastro.
Elaborado y colorido fresco hallado en Akrotiri (Public Domain)
Hekla – las puertas del Infierno
Islandia se asienta sobre una alta concentración de volcanes activos, pero el más devastador registrado en la historia de Islandia fue el Skaftáreldar (fuegos de Skaftá) en 1783-84, ya que una cuarta parte de la población murió a causa de su erupción, además de los cambios en el medio ambiente y las enfermedades que provocó en los años sucesivos.
En la época medieval, el Hekla, otro volcán activo y que entraba con frecuencia en erupción, era tan notorio que se refirieron a él como “La Puerta del Infierno.”
Detalle del mapa de Islandia de 1585 obra de Abraham Ortelius en el que podemos ver al Hekla en erupción. El texto en latín se traduce como “El Hekla, perpetuamente condenado a las tormentas y a la nieve, vomita piedras con terrible estruendo.” (Public Domain)
También apodado como “La Chimenea del Infierno”, la lava, el vapor y las cenizas que expulsa debieron de ser como poco desconcertantes para los testigos de sus erupciones. Los cristianos interpretaban la fisura eruptiva como una puerta de entrada al inframundo, y las silbantes bombas de lava se creía que eran espíritus salidos del infierno que lanzaban gritos en su agonía. Era considerado un lugar de reunión de brujas y demonios hasta principios del siglo XIX.
La erupción del volcán Islandés Fimmvörðuháls en el año 2010. (CC BY 3.0)
Muchas leyendas islandesas han surgido en torno al Hekla. El accidentado terreno que lo rodea se comparaba con un antiguo campo de batalla en el que dioses inmortales hubieran luchado unos con otros. Los golpes de sus armas y sus puños habrían desgarrado y dado forma al escarpado paisaje.
Las “caras” que se pueden observar en las castigadas y erosionadas rocas se convirtieron asimismo en leyendas de Trolls de Hielo y otras monstruosas criaturas similares, poseedoras de extraños y maléficos poderes.
Hasta esta imagen moderna de unas calderas volcánicas de Islandia captada por un satélite radar podrían aún hoy provocarnos pesadillas. El Eyjafjallajökull duriante la erupción del Eyjafjöll en el 2010. (Public Domain)
Fuji – La Montaña Milagrosa
La larga relación de Japón con su paisaje montañoso y su actividad volcánica ha resonado a lo largo del tiempo en sus mitos y leyendas, que nos hablan abundantemente de volcanes. El pequeño país cuenta con más de cien volcanes en diversos estados de actividad, siendo entre ellos el Monte Fuji no solo el más alto (con 3776 metros sobre el nivel del mar), sino también el más venerado. Como tal, este behemoth aparece extensamente en los mitos y relatos de la cultura japonesa. Se cree que el nombre “Fuji” procede de “Huchi” o “Fuchi”, lo que nos remitiría a su Diosa del Fuego.
El monte Fuji en un día sereno (Midorisyu/CC BY 2.0)
Por suerte para aquellos que viven cerca del, actualmente dormido, volcán, su última erupción tuvo lugar en el año 1707. Los peregrinos suben la montaña a pie todos los años para observar una tradición que se remonta hasta junio del año 1500, como revela el registro histórico.
Cuenta la leyenda que el monte Fuji nació en un solo día. En este relato, un leñador llamado Visu contempla atónito cómo sus tierras se convierten en una montaña de la noche a la mañana. Le da el nombre de “Fuji-yama”, la “Montaña Inmortal”.
La geología data la formación del monte Fuji hacia aproximadamente el 8500 a. C., aunque las leyendas insisten en que fue creado en el año 86 a. C. Los investigadores creen que la discrepancia tiene sentido, ya que el registro geológico muestra una explosiva erupción en el entorno de un marco temporal más reciente. Por lo tanto, el mito está probablemente influenciado por un desastre real que estremeció a la población.
Dibujo tradicional japonés con el Monte Fuji en la distancia. Xilografía de 1856 (Public Domain)
Aprenda más sobre la historia y leyendas de los volcanes en la 2ª Parte
Imagen de portada: La dramática erupción del Vesubio (Wikimedia Commons)
Autor: Liz Leafloor
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes
Palmer, Jane. 2015. “Why Ancient Myths about Volcanos are Often True”. BBC Earth [Online] Disponible en: https://www.bbc.com/earth/story/20150318-why-volcano-myths-are-true
Silver, Alexandra. 2010. "Top 10 Famous Volcanoes”. TIME [Online] Disponible en: https://content.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,2014572_2014574_2014631,00.html
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Cartwright, Mark. 2012. “Thera”. Ancient.eu [Online] Disponible en: https://www.ancient.eu/thera/
Pfeiffer, Tom. 2004. “Santorini and the Legend of Atlantis”. Decade Volcano [Online] Disponible en: https://www.decadevolcano.net/santorini/atlantis.htm
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LoveBigIsland. 2011. “Volcanic History of the Big Island of Hawaii”. [Online] Disponible en: https://www.lovebigisland.com/hawaii-blog/hawaii-volcano-history/