Octaviano y Cleopatra son dos de los más famosos enemigos de la historia. Tanto la amante como el hijo adoptivo de Cayo Julio César protagonizaron capítulos monumentales en la historia del antiguo Egipto y de Roma. Durante siglos, la gente se ha hecho la misma pregunta: ¿qué hubiera ocurrido si hubiesen sido aliados en lugar de enemigos?
Cleopatra VII fue la última reina de Egipto y de la dinastía fundada por Ptolomeo I Sóter. Después de tres siglos de dominio ptolemaico, Cleopatra esperaba poner fin al depauperado estado de su reino. Para alcanzar sus fines, decidió unir su dinastía al destino del hombre más grande de su época: Julio César. El relato de cómo empezó su relación se convirtió en una de las más famosas historias de amor del mundo.
Julio César parecía estar hechizado por Cleopatra. Por esta razón, los senadores de Roma difundieron el rumor de que la reina de Egipto debía practicar la brujería, ya que su influencia sobre los pensamientos del famoso líder romano era tan fuerte.
Cleopatra y César (1866). Óleo de Jean-Léon Gérôme (Public Domain)
Su historia da comienzo cuando Cleopatra tenía solo 21 años. César ya contaba 52, y su vida política ya había atravesado por numerosas vicisitudes. Según Plutarco, Cleopatra pasó por delante de los guardias de César oculta en el interior de una alfombra enrollada que portaba Apolodoro de Sicilia. Cuando César la vio, se interesó por ella al momento. Muy pronto se convirtieron en amantes, aunque también crearon una relación basada en sus intereses comunes y sus pasiones. Cleopatra era una mujer muy culta. Hablaba al menos ocho idiomas, y sabía de astronomía, matemáticas, alquimia e historia. No era una belleza clásica, pero su voz sonaba como una lira, y su encanto era arrebatador. Fruto de esta relación, en el año 47 a. C. Cleopatra dio a luz a su hijo Ptolomeo César. Se le apodó Cesarión, que significa “pequeño César.”
Cleopatra VII y su hijo Cesarión en un relieve del templo de Dendera (CC BY-SA 3.0)
Cleopatra visitó Roma con su hijo en verano del año 46 a. C. Se alojó en la lujosa mansión de César en las afueras de Roma. Oficialmente esto se debía a que era un jefe de estado extranjero y por lo tanto no podía quedarse en Roma, pero de hecho era una situación bastante apetecible para la pareja poder disfrutar de un poco de privacidad. Su relación provocó un gran escándalo en Roma porque César ya estaba casado con Calpurnia Pisonis.
Aunque el matrimonio con Calpurnia era de índole política, a los romanos les molestó el comportamiento de su máximo gobernante. Al mismo tiempo, César erigió una estatua de oro a Cleopatra en la que aparecía representada como la diosa Isis y la expuso en el templo de Venus Genetrix del foro de César.
Este acto demostró a la sociedad romana que Cleopatra era mucho más que una simple amante. Era la compañera y la mujer con la que Julio César compartía su vida, constantemente a su lado. Fue éste el momento en el que el querido hijo adoptivo de César, Octaviano, empezó a preocuparse por su futuro.
Foro de César y templo de Venus Genetrix. (CC BY-SA 2.0)
Según el famoso orador y filósofo Cicerón, los romanos odiaban a esta reina extranjera. El cambio en la situación política parecía ser tan peligroso para la posición de muchos personajes ilustres que los nobles romanos decidieron asesinar a César el 15 de marzo del 44 a. C. Cleopatra aún se encontraba en Roma cuando ocurrió. ¿Murió Julio César a causa de su devoción por la reina de Egipto? Quizás no, pero una relación con una mujer que despertaba la desconfianza de muchos romanos podría haber allanado el camino a la decisión de asesinar a César.
Muerte de César, óleo de Jean-Léon Gérôme (1867). (Public Domain)
Los auténticos motivos del enfrentamiento entre Cleopatra y Octaviano eran el joven Ptolomeo César y las ambiciones de su madre. Cuando Cleopatra regresó a Egipto, envenenó a su hermano Ptolomeo XIV y designó a Cesarión su corregente y sucesor. Cleopatra creía equivocadamente que el único sucesor de César al trono imperial de Roma era su hijo: no quería aceptar el hecho de que Octaviano, como hijo adoptivo de César, tenía también derecho a la sucesión.
Octaviano, por otro lado, se consideraba a sí mismo el único sucesor legítimo digno de reemplazar a César. Cuando su padre adoptivo murió, Octaviano se encontraba estudiando y sometiéndose a entrenamiento militar en Iliria. Pero cuando supo lo ocurrido, rápidamente regresó a Roma. Tras su llegada, encontró al cónsul Marco Antonio, amigo de César, intentando castigar a los asesinos. Por su estrecha relación con Julio César parecía ser la mayor amenaza para las ansias de poder de Octaviano. El conflicto entre ellos dio comienzo poco después del funeral.
Octaviano de joven, en una estatua datada en el año 30 a. C. (Public Domain)
Cleopatra sabía que si no aceptaba a Octaviano como emperador de Roma no podía pensar en él como aliado en ningún caso. Por esta razón, decidió iniciar una relación con Marco Antonio y derrotar a Octaviano por medio de su nuevo amante. Marco Antonio era el marido de Octavia, hermana de Octaviano.
Cuando Marco Antonio se divorció de su esposa y se casó oficialmente con Cleopatra, ya no hubo vuelta atrás en su enfrentamiento con Octaviano. Para Roma era obvio que la pareja que vivía en Alejandría quería reinar sobre todo el imperio romano. La derrota definitiva de las ambiciones de Cleopatra tuvo lugar en el año 31 a. C. en la batalla de Actium.
Óleo de Laureys a Castro pintado en 1672 en el que se representa la batalla de Actium. Museo Marítimo de Greenwich. (Public Domain)
Según numerosas fuentes, Ptolomeo César fue asesinado y su madre se suicidó. La historia del triunfo de Octaviano sobre Cleopatra parece a primera vista que acaba aquí, pero si nos fijamos con más atención, da la impresión de que algo se nos escapa.
Muertos Cleopatra y su hijo, la guerra había acabado. Marco Antonio, el competidor más poderoso e imponente de Octaviano, era ahora digno de un funeral y un homenaje. Octaviano dio orden también de que se honrara a la reina conforme a todas las tradiciones egipcias. Por esta razón, ninguno de los monumentos de Egipto dedicados a Cleopatra fue destruido. Los romanos quedaron muy sorprendidos por estas decisiones.
Muerte de Cleopatra, óleo de Reginald Arthur. (Public Domain)
No obstante, es posible que Octaviano creyera que habría sido mucho mejor para él tener a Cleopatra de su lado en lugar de en su contra. De todos modos, como futuro emperador no podía aceptar el comportamiento de la reina de Egipto. Cleopatra temía que Octaviano asesinara a todos sus hijos. Tuvo cinco: cuatro varones y una niña.
Sin embargo, Octaviano decidió llevarse a todos los hijos de Cleopatra a Roma. Su nuevo hogar pasó a ser la villa de Octavia, quien se encargó de ellos e incluso les protegió. Cleopatra Selene, hija de Cleopatra VII y Marco Antonio, llegó incluso a convertirse en miembro de pleno derecho de la familia de Octaviano. El nuevo emperador se encargó de su educación y le concertó un buen matrimonio. Quizás fuera la más parecida a su madre de todos los hijos de Cleopatra.
Octaviano reinó como emperador de Roma desde el 27 a. C. hasta el 14 d. C. Murió pacíficamente, rodeado de sus seres queridos. Por aquel entonces, Egipto seguía siendo una provincia de su imperio. La mayor parte de la familia de Cleopatra había muerto, pero la cuestión de una posibilidad alternativa para esta historia entre estos dos ilustres enemigos sigue en pie. Muchos se han preguntado durante largo tiempo qué habría ocurrido si Octaviano y Cleopatra se hubiesen aliado. Parece probable que con la inteligencia y la ambición de ambos podrían haber creado el imperio más poderoso del mundo.
Imagen de portada: Cleopatra y Octaviano, óleo de Louis Gauffier (Public Domain)
Autor: Natalia Klimczak
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes:
Joyce Tyldesley,Cleopatra: The Last Queen of Egypt, 2010.
Joann Fletcher, Cleopatra the Great. The Woman Behind The Legend, 2008.
Aleksander Krawczuk, Gajusz Juliusz Cezar, Ossolineum, Wrocław 1962
Aleksander Krawczuk, Kleopatra, Ossolineum, Wrocław 1969