La peste, la enfermedad más célebre y temida de la historia del hombre. Un mal que provocó la muerte a millones de personas en la Europa de hace siglos y que, pese a lo que comúnmente se cree -y a pesar de los grandes avances científicos-, continúa siendo un problema para el hombre moderno.
Cartel utilizado durante las epidemias de peste en el que aparece la muerte triunfante. Estos carteles se colocaban por fuera de las casas en las que había enfermos de peste. (Wikimedia Commons)
ORÍGENES DE LA PESTE EN LA EUROPA MEDIEVAL
A mediados del siglo XIV -concretamente entre los años 1346 y 1347-, estalló una de las mayores epidemias de peste de la historia de Europa. Una enfermedad que continuó presente en el Viejo Continente hasta principios del siglo XVIII.
La peste tuvo un impacto pavoroso en la sociedad de su tiempo. Por un lado actuaba de forma inesperada: se desconocía su causa, sus consecuencias solían ser fatales y se ignoraba la terapia a seguir. Por otro lado, no era una enfermedad exclusiva de pobres, debida, por ejemplo, a una mísera alimentación, sino que afectaba de igual modo a nobles y a vasallos.
En la Edad Media las explicaciones a las causas de la peste solían ser muy diversas pero al mismo tiempo compartían un nexo común: fuese cual fuese el origen de la peste, éste se achacaba a la cólera divina desatada sobre los hombres por culpa de los pecados de la humanidad. Algunos creían que se transmitía por medio de efluvios malignos que desprendían los enfermos. Hubo quienes afirmaban que podía tener un origen astrológico. Otros defendían que su origen era geológico, producto de la liberación de gases tóxicos durante las erupciones volcánicas y los movimientos sísmicos.
La peste negra de mediados del siglo XIV tuvo como punto de partida la ciudad de Caffa (actual Feodosia), en la Península de Crimea, a orillas del Mar Negro. En el año 1346, Caffa se hallaba asediada por el ejército mongol, en cuyas filas se manifestó la enfermedad. Las crónicas de la época cuentan que los mongoles fueron los culpables de extender la enfermedad por Europa, catapultando los cadáveres de sus guerreros afectados al interior de la ciudad. Cuando los mercaderes genoveses -que mantenían en Caffa una importante colonia comercial- reconocieron la epidemia, huyeron aterrados –llevando con ellos los bacilos- a bordo de los mercantes que se dirigían a Europa y cuya primera escala era la isla de Sicilia.
“Auxilio a unos apestados”, de Federico Madrazo (Wikimedia Commons)
Para los habitantes de Mesina, en Sicilia, el mar era símbolo de vida, de trabajo, de riquezas, pero algo diferente estaba a punto de arribar hasta sus costas al fondear los barcos genoveses procedentes del Mar Negro. Naves en cuyo interior transportaban verdaderos cargamentos de cadáveres y de gentes gravemente enfermas. Los sicilianos, rápidamente, comprendieron la importancia del peligro que les acechaba. No era una enfermedad cualquiera. No. Se trataba de un mal repugnante y muy doloroso, una enfermedad que provocaba horribles sufrimientos y fiebres altísimas a quienes la padecían.
Primero la tos, la fiebre, los escalofríos. Luego una subida aún mayor de la temperatura corporal y la aparición de los dolorosísimos bubones: una hinchazón de las glándulas linfáticas del cuello o la ingle, tumefactas, que podían alcanzar el tamaño de una naranja. Después, un rápido descenso de la tensión arterial, el colapso multiorgánico, la dilatación del sistema vascular y la aparición de intensas hemorragias.
Incidencia de la epidemia de Peste Negra de mediados del siglo XIV en Europa (Wikimedia Commons)
Pero además de terrible, los habitantes de Mesina no tardaron en descubrir lo extremadamente contagiosa que era esta enfermedad. La plaga se extendió rápidamente entre ellos. A los pocos supervivientes sólo les restaba la esperanza de un milagro. Los que todavía podían caminar huyeron hasta Catania y muchos, como si de una procesión se tratara, se dirigieron a rogarle a Santa Águeda de Catania que les librase de las garras de la peste. Sin embargo, a pesar de sus muchos ruegos, no se obró milagro alguno. La peste acabó extendiéndose por toda la isla a una velocidad de vértigo mientras otros barcos genoveses atracaban en la península itálica transmitiendo, así, la peste por todo el continente.
Ilustración que muestra la forma en que los médicos medievales se protegían para tratar a los enfermos afectados por la peste. (Wikimedia Commons)
TRANSMISIÓN, CONTAGIO Y CIFRAS
Todos los indicios estudiados sugieren que esta plaga fue, ante todo, de peste bubónica primaria. Y que la transmisión se produjo a través de barcos, caravanas, personas, ratas y pulgas infectadas. Las grandes urbes comerciales fueron los principales focos de recepción y, desde ellas, la peste fue propagándose a través de las rutas marítimas, fluviales y terrestres así como por los caminos de peregrinación. Con los datos disponibles hoy sabemos que la propagación por vía marítima podía superar las 30 millas diarias, mientras que por vía terrestre oscilaba entre los 0,5 y los 2 kilómetros al día.
A pesar de que muchos huyeron al campo, lo cierto es que las ciudades eran más seguras dado que, tal y como se ha constatado, la progresión de las enfermedades infecciosas es más lenta en los núcleos con mayor densidad de población. Dichas huidas lo único que provocaron fue una mayor propagación de la enfermedad, sin apenas dejar zonas libres de ella.
En cuanto al número de muertes provocadas por la peste en Europa, actualmente podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el índice de mortalidad pudo alcanzar el 60%.
En la Península Ibérica, por ejemplo, los datos nos indican que se pasó de 6 millones de habitantes a unos 2,5 millones. En el sur de Francia los registros confirman que fallecieron entre el 55%-70% de notarios. Tasas similares a las ofrecidas con respecto a los miembros del clero inglés. Por su parte, en la italiana Toscana murió casi el 60% de la población, viendo Florencia cómo de sus más de 90.000 habitantes perecían casi 60.000 de ellos. En términos absolutos, de los 80.000.000 de personas que habitaban Europa en el año 1346, se pasó a sólo 30 millones en 1353.
De los 80.000.000 de personas que habitaban Europa en el año 1346, se pasó a sólo 30 millones en 1353 por culpa de la epidemia de peste. “Danza macabra”, de Michael Wolgemut. (Wikimedia Commons)
Leer la segunda parte de “La Peste, la plaga que sembró de terror y muerte la Europa Medieval”
Imagen de portada: Carro cargado con víctimas de la peste, en Elliant, tirado por una mujer con la ropa hecha jirones. Litografía de Moynet basada en las Colecciones de Duveau. (Wikimedia Commons)
Autor: Mariló T. A.
Fuentes:
California investiga segundo posible caso de peste que visitó Yosemite. CNN en Español - Artículo/19-08-2015. https://cnnespanol.cnn.com/2015/08/19/california-investiga-segundo-posible-caso-de-peste-que-visito-yosemite/#0
National Geographic - La peste negra, la epidemia más mortífera. https://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/7280/peste_negra_epidemia_mas_mortifera.html?_page=2
¿Qué causó la peste negra en Europa? BBC – 24-02-2015 https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/02/150224_peste_negra_gerbillos_lp
Enciclopedia Médica. Peste. https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000596.htm
Historias de nuestra Historia. La Peste Negra. https://hdnh.es/la-peste-negra/