Si los vampiros han existido en nuestra época moderna, sería fácil imaginarlos en Nueva Orleans, deslizándose desde las sombras de las criptas del cementerio de St. Louis o acechando a sus posibles víctimas en los callejones poco iluminados del Barrio Francés (French Quarter). En la ciudad del cuarto creciente, belleza y oscuridad van de la mano, y la historia se abre camino para darse a conocer en la actualidad. Antiguas leyendas de estas criaturas inmortales llegaron a América junto con los inmigrantes y fueron adoptadas por su nueva tierra. Una de las más imperecederas leyendas vampíricas de Nueva Orleans tiene sus raíces en el antiguo folclore europeo.
Según la leyenda, en algún momento a principios del siglo XX un misterioso hombre llegó a Nueva Orleans bajo el nombre de Jacque St. Germain. Apuesto, elegante, rico, divertido, extravagante, misterioso y un poco curioso, su reputación le precedía, y muy pronto causó furor en la sociedad de Nueva Orleans.
El enigmático Conde de Saint Germaine. Imagen: Palabras en Libertad
El excéntrico Jacque St. Germain habría establecido su residencia en una vivienda ubicada en el 1039 de Royal Street. St. Germain era al parecer un caballero muy aficionado a las damas, visto con frecuencia con alguna hermosa mujer del brazo mientras paseaba por el Barrio Francés o disfrutando de la noche en elegantes locales hasta bien entrada la madrugada. Se deleitaba en organizar suntuosas cenas para la alta sociedad de la ciudad. Sus fiestas eran muy esperadas por sus refinados manjares, excelente vino y diversión. Sin embargo, lo que más hacía disfrutar a sus invitados era su propia conversación. St. Germain despertaba su fascinación con historias de Francia, Italia, África e incluso Egipto.
Cruce de Ursulines Avenue con Royal Street, Nueva Orleans. (The PJV)
Los visitantes quedaban encantados y divertidos por su elocuente manejo del idioma inglés. Les confundía un poco, sin embargo, que hablara de acontecimientos de hace cientos de años con detalles tan precisos como si los hubiese vivido en persona. Muchos visitantes prestaban escaso valor a la veracidad de sus relatos, aceptándolos sencillamente por el valor de entretenimiento que aportaban en sus visitas a la casa de St. Germain.
Poco después de su llegada a Nueva Orleans, St Germain afirmó ser descendiente directo del Conde de St. Germain, amigo íntimo y asistente del rey Luis XV en el siglo XVIII. Su afirmación suscitó escepticismo, pero su parecido con el conde era sorprendente. Los invitados más observadores señalaban que los retratos nunca representaban al conde con más de cuarenta años, la misma edad que contaba Jacque St. Germain cuando llegó a Nueva Orleans. En clave de humor, comenzó a extenderse el rumor de que Jacque St. Germain podía ser de hecho el muy célebre Conde de St. Germain, representado siempre de algún modo como inmortal y eternamente joven. Jacque parecía disfrutar con el misterio que había creado en torno a su persona, y no confirmaba ni negaba nada.
Retrato que según algunos representaría al Conde de St. Germain. (The PJV)
Aunque las refinadas fiestas de St. Germain con sus delicados manjares eran muy celebradas, parece ser que el anfitrión disfrutaba con la satisfacción de sus invitados deleitándose de los banquetes ofrecidos sin participar en ellos, permaneciendo a menudo de pie apartado de la mesa y bebiendo un cáliz fastuoso, muy probablemente lleno de vino. Durante la cena ofrecía fantásticos recuerdos de sus aventuras para disfrute de los presentes. La muy extraña costumbre de no tomar parte en las comidas de sus propias veladas, junto a su notable parecido con el Conde de St. Germain, hizo que algunos en la ciudad sugieresen divertidos que quizás aquel hombre misterioso era en realidad un vampiro.
Estos rumores tomaron un giro siniestro varios meses después de la llegada de St. Germain a Nueva Orleans, cuando la policía acudió a su casa para investigar las circunstancias que rodeaban el caso de una mujer que aparentemente había caído desde la galería de St. Germain, situada un piso por encima.
Su invitada, una mujer que se rumoreaba que había sido prostituta, había saltado de hecho desde su balcón, más que haber caído como habían deducido los testigos en un principio. Aunque la mujer sobrevivió a la caída, estaba aterrorizada. La gente de la calle se arremolinó en torno a ella y atendió sus necesidades mientras llegaba la ayuda. La mujer, histérica, vociferaba que había saltado para escapar de St. Germain, que la habría mordido en el cuello. Gritaba y contaba su historia entre sollozos, asegurando que sólo pudo escapar cuando su agresor se distrajo brevemente a causa de unos fuertes golpes en la puerta.
Este vampiro sin duda acaba de morder a alguien. (CC0)
La mujer fue llevada al hospital tan pronto como fue posible, y la policía, sospechando que deliraba, comentó al rico, famoso y respetado St. Germain que no se molestara en acudir a tan altas horas de la noche para ser interrogado, sino que por favor visitara la comisaría de policía a la mañana siguiente para repasar lo ocurrido la noche anterior. La policía estaba segura de que había alguna explicación razonable para todo aquello.
A la mañana siguiente, St. Germain no compareció en la comisaría. De hecho, para disgusto de todos, desapareció por completo durante la noche, dejando atrás la mayor parte de sus posesiones.
La leyenda sugiere que, tras irrumpir en casa de St. Germain, la policía fue prudente y actuó con gran cautela por lo que pudieran encontrar. En el segundo piso de la casa descubrieron una serie de botellas de vino abiertas pero tapadas con sus corchos. Tras una investigación más minuciosa, descubrieron que aquella gran colección de botellas estaban llenas de una mezcla aterradora de vino junto con grandes cantidades de sangre humana.Jacque St. Germain jamás volvió a ser visto. Desapareció tan misteriosamente como había llegado. Como podemos imaginar, sus contemporáneos quedaron muy afectados por este escándalo, sintiéndose traicionados y engañados, y probablemente también un poco decepcionados, ya que la diversión había tocado a su fin.
Muchas preguntas continuaban sin hallar respuesta, y aquí fue donde la leyenda de Jacque St. Germain como vampiro comenzó a tomar forma. ¿Era posible que el conde de St. Germain, un hombre del siglo XVIII, hubiera conseguido alcanzar América?
Las personalidades de la alta sociedad de la Nueva Orleans del siglo XX observaron las semejanzas de Jacque St. Germain con el Conde de St. Germain, un noble del siglo XVIII, y las similitudes entre ambos no acababan aquí. Las historias de los dos St. Germain mostraban sorprendentes paralelismos entre sí, aunque el más antiguo de los dos contaba con mucho más material escrito al que hincarle el diente. Tanto misterio, especulaciones y necedades encontramos en los escritos en torno al personaje del conde que, en ocasiones, podríamos casi concluir que se trata de un personaje de ficción –a no ser por el hecho de que muchos ricos líderes y destacadas personalidades de la época dan testimonio de su existencia.
Conde de Saint Germain. (Dominio público)
Una carta de Horace Walpole, 4º conde de Oxford, dirigida a su amigo Horace Mann, aporta la primera referencia indiscutible de St Germain:
“Un hombre extraño, que lleva el nombre de Conde de St. Germain. Pasó aquí estos dos años y no contó quién era ni de dónde venía, aunque confesaba que no se le conocía por su nombre correcto. Canta, toca el violín maravillosamente, compone, está loco y no es muy sensato. Se dice que es italiano, español, polaco; alguien que se casó con una gran fortuna en México y escapó lejos con sus joyas a Constantinopla, un sacerdote, un violinista, un gran noble. El príncipe de Gales ha sentido una insaciable curiosidad por él, pero en vano.”
Sin registros oficiales de nacimiento disponibles, el verdadero origen del conde de St. Germain es una cuestión que provoca cierto desacuerdo entre los historiadores. La destacada teósofa (una rama del ocultismo) del siglo XIX Isabel Cooper-Oakly alude en su libro El conde de St. Germain, el secreto de los reyes, que St. Germain muy probablemente nació en Lentmeritz, Bohemia, a finales del siglo XVII, y se dice que habría sido el más joven hijo del príncipe Francisco Leopoldo Ragoczy de Transilvania, y la princesa Carlota Amalia de Hesse-Wahnfried. Debido al ambiente político tumultuoso de la época, se cuenta que siendo niño fue puesto bajo la tutela del último miembro de la familia Médici, Gian Gastone, quien según han especulado muchos habría contribuido a su muy rica educación.
Desde aquella publicación, muchos escritores posteriores repitieron la pertenencia de Saint Germain a la familia Ragoczy como si fuera un hecho demostrado. Sin embargo, en el muy bien documentado trabajo El Conde de Saint Germain, último descendiente de la casa Rakoczy, su autor Jean Overton Fuller confirma que se trata de una mera especulación.
Retrato de Francisco II Rákóczi (pintado por Ádám Mányoki). (Dominio público) Algunos estudiosos creen que el Conde de St. Germain tenía su origen en la 'Casa Ragoczy'.
La negativa de St. Germain a dar su verdadero nombre, excepto al rey de Francia, Luis XV, parece indicar que de hecho el misterioso conde estaba protegiendo a alguna casa de la realeza. Si bien era común el uso de numerosos títulos en aquella época, era altamente inusual y sospechoso no revelar la verdadera identidad al ser interpelado por una figura de autoridad. Sin embargo, la aceptación de la presencia de Saint Germain tan cerca del rey también apunta a que el rey estaba satisfecho con sus explicaciones sobre sus orígenes.
De forma muy similar a Jacque St. Germain en Nueva Orleans, el Conde de St. Germain tejía fantásticos relatos, afirmando supuestamente haber tenido conversaciones con Cleopatra y la reina de Saba, y declarando haber estado presente en algunos hitos históricos notables, muchos de los cuales habían tenido lugar más de 500 años atrás.
Conde St. Germain, personaje ficticio de la serie ‘Outlander’ libremente basado en la figura histórica. (CC BY SA)
Cooper-Oakly explica que parte de la confusión histórica en torno a las afirmaciones del conde deriva de su enorme uso de una gran variedad de títulos como era costumbre en la época, una costumbre que era tolerada en la sociedad francesa de entonces para demostrar que no se era simplemente un plebeyo, sino más bien alguien al servicio del rey.
El Conde de Saint Germain se dice que habría sido un aristócrata sin profesión conocida. Sin embargo, ciertamente debió beneficiarse de su asociación con el rey Luis XV de Francia, así como de su implicación diplomática con otros líderes políticos. De hecho, era su capacidad para producir fondos económicos en abundancia siempre que era necesario lo que le tenía bajo sospecha de ser un espía.
El rey Luis XV de Francia confiaba totalmente en St. Germain. Pintura de Maurice Quentin de La Tour (1748). (Dominio público)
Se cuenta también que el Conde de St. Germain era un experto en una gran variedad de áreas. Era ambidextro, lingüista, un gran músico, y un destacado alquimista. Hay innumerables relatos sobre él en los que precipita diamantes de la nada, transforma piedras sin valor en joyas preciosas, manipula metales convirtiéndolos en oro, corrige diamantes imperfectos transformándolos en cristalinas obras maestras, y crea un elixir de la vida, pócima que muchos en sus círculos de la época seguramente consideraban responsable de su salud y apariencia juvenil.
Tal vez sólo haya habido un St. Germain viviendo a lo largo de los siglos, eternamente joven, sin necesidad de alimentarse a no ser por la curiosa mezcla de vino y sangre humana descubierta en su casa rápidamente abandonada en Nueva Orleans.
Conde de Saint-Germain y Richard Chanfray, el hombre que afirmaba ser el Conde en la década de 1970. (The PJV)
Imagen de portada: Representación artística de un vampiro (CC0)
Autor: Marita Woywod Crandle
Para saber más sobre vampiros en Nueva Orleans le recomendamos el último libro de Marita Crandle ‘New Orleans Vampires: History and Legend’.
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.