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Ancient Origins España y Latinoamérica

Falange sorprendentemente evolucionada de hace casi 2 millones de años descubierta en Tanzania. ¿Una nueva especie de homínido?

Se trata de un huesecillo de sólo 3,6 centímetros, pero con una importancia tal, que desde que se dio a conocer, ha provocado un nuevo temblor en los cimientos de la tan discutida –y llena de interrogantes- teoría de la evolución humana.

A nuestra especie le ha llevado unos cuantos milones de años poder disponer de unas manos como las nuestras. Tuvimos que bajarnos de los árboles y convertirnos en seres bípedos erectos para que su desarrollo fuera el que es, permitiéndonos manipular y agarrar objetos de forma tan precisa como hacemos. Lo que hoy nos parecen gestos sin importancia y meros actos reflejos implican, en realidad, millones de años de evolución. De ahí que los especialistas y científicos guarden una cierta obsesión con respecto a conocer el instante en que, realmente, surge la primera mano moderna. Ahora, esta pequeña falange descubierta el año pasado en Tanzania, en el yacimiento de Philip Tobias Korongo de la Garganta de Olduvai, parece indicar que la primera mano moderna apareció entre 400.000 y 600.000 años antes de la fecha que, hasta ahora, se suponía. Los responsables del revolucionario hallazgo son un equipo multidisciplinar de paleontólogos españoles y estadounidenses que han publicado su investigación en Nature Communications.

La Garganta de Olduvai, situada al este del Serengeti, en la zona norte de Tanzania, es uno de los yacimientos paleontológicos más importantes a nivel mundial. Desde los años 50 del siglo XX, en los que la descubriera el matrimonio Leakey, se han encontrado en ella restos con una antigüedad de entre 2.000.000 y 15.000 años. Igualmente se han hallado en el lugar fósiles e instrumentos pertenecientes a muy diversos homínidos como pueden ser Australopithecus, Homo habilis u Homo erectus.

Garganta de Olduvai, Tanzania, lugar en el que se ha encontrado la falange perteneciente a la mano moderna más antigua conocida. (Wikimedia Commons)

¿UN NUEVO HOMÍNIDO?

El hueso descubierto es una falange proximal (la más próxima a la palma de la mano), que probablemente formaba parte del meñique de una mano izquierda, catalogada como OH 86, pertenece a un individuo que vivió hace, al menos, 1.850.000 años, durante el Pleistoceno inicial, época en que se produce la diversificación de los individuos pertenecientes al género Homo. Asimismo, tras su análisis morfológico y funcional, el equipo de paleontólogos concluye que constituye el hallazgo de hueso de la mano más antiguo. Hasta dar con ella, la falange más antigua era la de un individuo que vivió hace 1.200.000 años, hallada en los yacimientos de Atapuerca (Burgos). En el registro fósil también figura una falange intermedia, de hace 1.500.000 años y con características parecidas, que perteneció al conocido como niño de Turkana, hallado en Kenia. Pero es que, además, la forma y tamaño de la falange de Tanzania difieren mucho de los restos fósiles encontrados pertenecientes a los Australopithecus, quienes hasta el momento presente han sido considerados los primeros bípedos en habitar África. ¿Será posible que dicha falange pertenezca a otro homínido, hasta ahora desconocido, que convivió en la Garganta de Olduvai, con otras especies como el Homo habilis?

Según declaraciones al diario El Mundo de Manuel Domínguez-Rodrigo, investigador del Instituto de la Evolución en África (IDEA) y autor principal del estudio,  de las tres falanges que tienen los dedos, la proximal es la clave, porque es la más grande y la que conexiona los dedos con la palma de la mano. Según su relato, hace alrededor de 6.000.000 de años comenzó la primera etapa de la evolución de las manos de los homínidos, cuando se hicieron bípedos, al empezar a caminar sobre sus pies, quedando liberados los miembros superiores. Primero creció el pulgar, lo que les permitió comenzar a manipular objetos. Este tipo de manos se desarrolló en casi todos los homínidos hace entre 6 y 2 millones de años, excepto en el Ardipithecus ramidus, cuyas manos eran más primitivas. Además, el que la falange proximal de Tanzania sea recta, indicaría que esta especie de homínido no tenía que trepar, ya, a los árboles. Sin embargo, el científico precisó que "no está claro cuándo esas manos fueron lo suficientemente eficientes como para fabricar y utilizar herramientas de piedra”. 

 

Esquema de la mano de un Ardipithecus. (Wikimedia Commons)

SIMILAR AL HOMO ERECTUS

De acuerdo con los resultados obtenidos y, aunque no se pueda determinar si la falange pertenecía a un varón o a una hembra, esta especie podría ser bastante parecida al Homo erectus, presentando una estatura de entre 1,70 y 1,80 metros, lo que lo haría destacar entre el resto de nuestros ancestros, de mucha menor altura.

Por su parte, el paleontólogo Sergio Almécija, miembro de la Universidad George Washington, ha declarado a la Agencia Sinc:

Esta falange tiene un aspecto muy actual y desde un punto de vista estadístico, no se puede diferenciar de un elemento homólogo de cualquier persona viva hoy en día. Teniendo en cuenta que las falanges eran más del 50% de la mano, (14 huesos de 27), más de la mitad de la mano era completamente moderna, hace ya casi 2 millones de años. Debemos ser pacientes y esperar a encontrar manos más completas, así como otras partes del esqueleto.”

En las conclusiones del estudio publicado, el equipo científico plantea la necesidad de continuar explorando el yacimiento de Philip Tobias Korongo, descubierto en el año 2012. El hallazgo de otros fósiles en él puede resultar clave para terminar de componer el gran puzzle de la evolución humana: “tenemos otros fósiles que están empezando a aparecer en el yacimiento y que nos cuentan la misma historia. Fósiles de un pie de gran tamaño, acorde con esta mano, que podría pertenecer al mismo individuo”, apostilló Manuel Domínguez-Rodrigo.

Cráneo de Homo erectus. Museo de la Naturaleza y el Hombre de Friburgo. (Wikimedia Commons)

Imagen de portada: La falange encontrada en Tanzania, superpuesta sobre la mano de un hombre moderno. (Foto: Jason Heaton-Manuel Domínguez-Rodrigo /La Vanguardia)

Autor: Mariló T. A.