Una reciente investigación sugiere que los humanos nos convertimos en los animales de grandes cuerpos y cerebros que somos a día de hoy gracias a que la selección natural nos permitió aumentar las dimensiones del cerebro. El estudio, publicado en la revista Current Anthropology (‘Antropología Actual’), contradice modelos anteriores que consideran al tamaño del cerebro y el tamaño corporal como rasgos independientes que responderían a presiones evolutivas diferenciadas. En su lugar, las nuevas investigaciones demuestran que los tamaños del cerebro y del cuerpo están ligados genéticamente, y que la selección que aumentó las dimensiones del cerebro “arrastró consigo” al tamaño corporal. Este fenómeno, que desempeñó un importante papel a la hora de provocar el crecimiento tanto del cerebro como del cuerpo, se acentuó en el transcurso de la evolución humana, y podría haber sido por sí solo el responsable de la importante modificación de ambos rasgos que tuvo lugar en la época en la que nacía nuestro género, Homo.
“A lo largo de los últimos cuatro millones de años, los tamaños del cerebro y el cuerpo se incrementaron sustancialmente en nuestros ancestros humanos,”afirma el autor del artículo Mark Grabowski, becario postdoctoral James Arthur de la Sección de Antropología del Museo Americano de Historia Natural. “Esta observación ha conducido a numerosas hipótesis que intentaban explicar por qué tenían lugar los cambios observados, pero que habitualmente daban por hecho que evolución de las dimensiones del cerebro y el cuerpo son producto de fuerzas de selección natural separadas.”
Diorama de la Evolución Humana, Calcuta, India. (Biswarup Ganguly/ CC BY 3.0)
Esta suposición se está poniendo ahora en tela de juicio, basándose en el importante estudio que ha demostrado que las modificaciones genéticas que impulsan la evolución son debidas en algunos rasgos a genes que también dan lugar a variaciones en otros rasgos, con el resultado de que la selección en una característica determinada tiene como consecuencia una respuesta relacionada con otra característica diferente. Consideremos por ejemplo el fémur de un elefante. A medida que crece en longitud, también lo hace en grosor. Si se utiliza la selección artificial para obtener un elefante de gran estatura, sus patas probablemente no solo sean más largas, sino también más gruesas y poderosas. Parte de este efecto se debe a la variación genética compartida o covariación que se da entre las diversas características del fémur.
Grabowski decidió explorar este tipo de relación genética existente entre el tamaño del cerebro y el cuerpo humanos, y su incidencia en nuestra evolución.
Gracias a los patrones de covariación existentes entre los tamaños del cuerpo y el cerebro en numerosas especies, desde los primates hasta los humanos actuales, Grabowski creó diversos modelos para examinar cómo las relaciones genéticas subyacentes y la presión selectiva interactuaron probablemente en el transcurso de la evolución de nuestro linaje.
Izquierda: reconstrucción de “Lucy”(Australopithecos) basada en sus restos. Museo de Historia Natural de Washington DC, Estados Unidos. (CC BY SA 3.0) Derecha: Modelo del rostro de una hembra de Homo erectus, uno de los más antiguos ancestros realmente humanos del hombre actual, expuesto en la Sala de los Orígenes del Hombre del Museo Smithsoniano de Historia Natural de Washington DC. (CC BY SA 2.0)
Los hallazgos de Grabowski demuestran por primera vez que la fuerte selección destinada en un principio a incrementar el tamaño del cerebro desempeñó también un importante papel a la hora de aumentar el tamaño del cuerpo en el transcurso de la evolución humana. Este fenómeno también podría haber sido responsable por sí solo del importante incremento en ambos rasgos que tuvo lugar durante la transición de nuestros ancestros homínidos como el Australopithecus (de los cuales el más famoso es el fósil de Lucy) al Homo erectus.
Confirmado: los homínidos de Atapuerca pertenecían al linaje evolutivo Neandertal
Comparación de las anatomías de un Australopithecus afarensis y un Homo erectus. (Laszlo Meszoly, Universidad de Harvard)
En otras palabras, aunque existen gran cantidad de teorías científicas que explican por qué sería beneficioso para el ser humano evolucionar hacia cuerpos de mayor tamaño con el paso del tiempo, el reciente estudio sugiere que estas hipótesis podrían ser innecesarias; en su lugar, el tamaño del cuerpo se habría incrementado arrastrado por la expansión del cerebro.
“Aunque sin duda la selección tuvo su importancia a la hora de pulir los cambios físicos que se produjeron al aumentar el tamaño del cuerpo, mis descubrimientos sugieren que no fue ésta la fuerza que impulsó la evolución del tamaño corporal en nuestro linaje,” afirma Grabowski. Y añade a continuación: “Por lo tanto, los modelos evolutivos para los orígenes del género Homo basados en el incremento adaptativo del tamaño del cuerpo necesitan ser reconsiderados.”
Homo erectus de Tautavel, Francia (reconstrucción, Museo Tautavel). (CC BY SA 3.0)
Imagen de portada: Un millón de años de la historia del ser humano en el Museo de Historia Natural. (CC BY 2.0)
El artículo ‘Bigger brains led to bigger bodies in our ancestors’ fue publicado originalmente en Science Daily.
Fuente: Museo Americano de Historia Natural. "Bigger brains led to bigger bodies in our ancestors: Study examines correlated evolution of brain, body size in humans." (“Cerebros más grandes produjeron cuerpos más grandes en nuestros antepasados. Un estudio examina la evolución correlativa de los tamaños del cuerpo y del cerebro en el ser humano.”) ScienceDaily. ScienceDaily, 18 de abril del 2016.