Ha sido descrita como la estrella más misteriosa de nuestra galaxia. Denominada con el código KIC846852, se encuentra entre las constelaciones del Cisne y Lira, invisible a simple vista pero visible gracias al Telescopio Espacial Kepler. Cada pocos años, la luz de esta estrella se vuelve drásticamente más tenue, debilitándose además de forma irregular, y hasta ahora no disponemos de explicación científica alguna capaz de justificar satisfactoriamente este extraño comportamiento. Aun admitiendo que la probabilidad es muy remota, algunos científicos han citado como posible explicación de este fenómeno la hipotética presencia de una megaestructura alienígena que utilizara paneles solares para captar la energía de la estrella.
La astrónoma de la Universidad de Yale Tabetha Boyajian lleva ya algún tiempo estudiando el comportamiento de esta estrella, y publicó recientemente un artículo que ofrecía posibles explicaciones a este fenómeno en la revista especializada Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (“Notificaciones Mensuales de la Real Sociedad Astronómica”). Entre estas posibles explicaciones apuntaba a eventuales defectos en el instrumental, fragmentos procedentes de una acumulación de materiales en un cinturón de asteroides cercano, o un impacto a escala planetaria.
“Presentamos un extenso conjunto de escenarios para explicar el fenómeno del amortiguamiento de la luz de esta estrella, muchos de los cuales no consiguen dar una respuesta satisfactoria a las incógnitas que plantean nuestras observaciones en su totalidad,” explican Boyajian y sus colegas en el artículo. Sin embargo, la investigadora añade que de todas las posibilidades planteadas, la más plausible parece ser la de la disgregación de un exocometa.
Una posible explicación a las variaciones de luminosidad de esta estrella podría ser la disgregación de exocometas en sus alrededores (NASA’s Marshall Space Flight Center / flickr)
Según esta hipótesis, una familia de exocometas podría haberse extraviado de su órbita al acercarse demasiado a la estrella, quedando a continuación desintegrados por su gravedad y produciendo en el proceso grandes cantidades de polvo y gas. En la revista New Scientist podemos leer que si los cometas describen una órbita excéntrica alrededor de esta estrella, pasarán frente a ella aproximadamente cada 700 años, siendo desintegrados y dispersados por el camino, lo que podría explicar las extrañas caídas en su nivel de luminosidad. No obstante, Boyajian admite que será necesaria una investigación mucho más profunda para probar esta hipótesis, y hay quien no está tan convencido de que sea la correcta.
“Sería una extraordinaria coincidencia que algo así hubiera ocurrido tan recientemente, solo unos pocos milenios antes de que los humanos desarrolláramos la tecnología necesaria para lanzar un telescopio al espacio,” escribe Ross Anderson en The Atlantic. “Es una franja temporal estrecha, hablando en términos astronómicos.”
El Washington Post informa de que cuando los datos recopilados por Boyajian fueron enviados a su colega, el también astrónomo Jason Wright, miembro del Centro para Exoplanetas y Mundos Habitables, así como del Centro de Investigación Astrobiológica de la Universidad Estatal de Pensilvania, esta estrella y su poco habitual comportamiento empezaron a atraer poderosamente su atención.
“Cuando hablé con Boyajian por teléfono, me explicó que en su reciente artículo solo evaluaba los posibles escenarios ‘naturales,’” comentó Wright a The Atlantic. “Pero, según me dijo, también estaba tomando en consideración otros ‘posibles escenarios’.”
Tanto Wright como Boyajian llevan tiempo investigando la posibilidad de que exista una estructura alienígena alrededor del planeta que esté captando su energía, quizás por medio de algún tipo de planta solar. Aunque admiten que la posibilidad es muy remota, creen que merece la pena explorar esta teoría, siempre con un lógico escepticismo.
“Cuando [Boyajian] me mostró los datos, quedé fascinado por lo descabellados que me parecieron,” declaró Wright a The Atlantic. “Los alienígenas deberían ser siempre la última hipótesis a considerar, aunque esto se parece a lo que esperaríamos que construyera una civilización extraterrestre.”
Wright está trabajando en la actualidad en un nuevo artículo en el que examinará esta posible explicación alternativa con más detalle.
Wright sugiere que una megaestructura alienígena, o una serie de megaestructuras, podrían estar captando la energía emitida por la estrella. (Wikipedia)
Aunque a las teorías sobre una eventual presencia extraterrestre en nuestra galaxia rara vez se les presta mucho crédito, la hipótesis de Wright y Boyajian está despertando un notable interés. En la actualidad, ambos están trabajando conjuntamente con Andrew Siemion, director del Centro de Investigación SETI de la Universidad de California, Berkeley, con la intención de redactar una propuesta encaminada a orientar una enorme antena parabólica de radio en dirección a la estrella en busca de frecuencias asociadas con una eventual actividad tecnológica extraterrestre.
“Si consiguen detectar una cantidad considerable de ondas de radio, las investigaciones continuarán en el Very Large Array (VLA) de Nuevo México (observatorio astronómico con un amplio rango de detección de ondas de radio), que les permitiría determinar si las ondas de radio eventualmente captadas fueron emitidas por una fuente tecnológica, como las que alcanzan el universo lanzadas por la red terrestre de emisoras de radio,” informa The Atlantic.
Está previsto que las investigaciones den comienzo en enero del 2016.
Imagen de portada: El universo. Dos planetas en el espacio, junto a una misteriosa nebulosa que resplandece más allá.
Autor: April Holloway
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.