Existen muchos relatos sobre una tierra de inmortalidad y de eterna juventud en los mitos y leyendas del mundo, así como muy diversas tradiciones espirituales indígenas y chamánicas.
En su reciente obra Mongolia: Chamanes del cielo, Kevin Turner nos cuenta cómo los tres mundos o reinos de los chamanes Darkhad de Mongolia no consisten en los tradicionales mundos superior, medio e inferior, sino más bien a realidades dimensionales solapadas, más en línea con una perspectiva holográfica. Estos lugares están habitados por deidades, espíritus y ancestros. En el folklore irlandés es la tierra de Tir na Nog, en la que según las leyendas vive una raza de seres sobrenaturales, aunque este otromundo se adapta asimismo para incorporarse a la vida después de la muerte, el Summerland (‘Tierra del Verano’) de la Wicca, así como a los reinos chamánicos según otras interpretaciones.
A menudo se accede a estas dimensiones a través del océano, lo que lleva a muchos a asociar Tir na Nog con la mítica isla de Hy-Brasil, una tierra que emerge de las profundidades marinas cada siete años, y que estaba habitada por una raza de avanzados seres antediluvianos.
Según la leyenda, la isla de Hy-Brasil aparece y desaparece cada siete años. (CC BY-ND 2.0)
Sin embargo, al reino de las hadas o al mundo criptoterrestre se llega más a menudo a través de lugares considerados sagrados, o que presentan algún tipo de alineamiento relacionado con los días más auspiciosos del ciclo anual, como solsticios, equinoccios y lunas nuevas. En muchas leyendas transmitidas por la tradición oral, los momentos liminales del crepúsculo, entre el amanecer y el nacimiento de la luna, son los más propicios para poder contemplar las etéreas formas de estos seres.
Quizás una de las más famosas anécdotas relacionadas con estos encuentros es la del reverendo Robert Kirk, sacerdote y erudito escocés. Su libro La secreta comunidad de elfos, faunos y hadas fue publicado en 1691, y recopilaba numerosos casos de encuentros con estas criaturas elementales, además de explicar lo que se podía hacer para evitar a estos seres o para entrar en contacto con ellos.
El reverendo Kirk escribió ya a finales del siglo XVII sobre el reino de las hadas. (Public Domain)
En esta época la Inquisición dominaba toda Europa, por lo que el interés de Kirk en lo que algunos consideraban entidades demoníacas podía provocar suspicacias en muchos de sus colegas religiosos. Algunos de ellos, de hecho, especularon con la posibilidad de que el propio Kirk fuese un cambiapieles enviado por el Diablo para corromper las creencias de sus feligreses y empujarlos a volver a la antigua fe pagana. Kirk era además el séptimo hijo de sus padres, algo que le envolvía asimismo en un aura sobrenatural, ya que este hecho estaba considerado como un signo inequívoco asociado a la ‘segunda visión’ y vinculado al reino de las hadas.
Una noche de verano, cuando se encontraba dando un paseo, Kirk sufrió un colapso y murió en lo alto de una colina de hadas. O así pareció al menos.
En los días que sucedieron a su funeral, un primo de Kirk tuvo un extraño sueño en el que el reverendo le suplicaba que le rescatara del mundo de las hadas. Kirk explicó a su primo en el sueño que no había muerto, sino que había sufrido un desmayo mágico provocado por sus captores sobrenaturales.
Kirk había prometido a su primo que sería capaz de aparecerse por un instante durante el bautizo de su hijo, y que cuando esto ocurriera, su primo debía arrojarle un cuchillo ceremonial. Al hacerlo, conseguiría liberar a Kirk del hechizo de las hadas.
Cuenta la leyenda que cuando durante el bautizo el reverendo Kirk se apareció a su primo, éste se sintió tan impresionado por la visión que olvidó arrojarle el cuchillo, con lo cual Kirk se desvaneció, condenado a vivir en el reino de las hadas por toda la eternidad.
El concepto de eternidad y el hecho de que el tiempo en estos reinos alternativos corra más rápido o más despacio han formado parte del mito de las hadas durante miles de años. La leyenda japonesa de Urashima Taro es un buen ejemplo de ello. En este relato, un pescador visita el reino submarino sobrenatural de Ryugu-jo, descubriendo finalmente que en los tres días que pasó allí habían pasado trescientos años en su tierra.
Otoño en el reino submarino; el pescador japonés Urashima Taro fue mágicamente transportado al reino submarino de Ryugu-jo. (Biblioteca Bodleiana/CC BY 4.0)
Ryugu-jo presenta ciertos símbolos arquitectónicos específicos relacionados con el ciclo terrestre, de tal modo que en las distintas regiones del reino la estación del año también era diferente. Quizás se pueda ver en este hecho nuevamente una conexión con solsticios y equinoccios, que en sí mismos han sido considerados tradicionalmente puertas de acceso a criaturas mágicas como hadas y otros elementales.
La fachada invernal del palacio de Ryugu-jo. (CC BY 4.0)
Los elfos y hadas de Escocia e Irlanda, por ejemplo, harían uso de ciertas puertas mágicas o círculos megalíticos para aparecer dependiendo de la época del año. Cada una de estas puertas estaría asociada con una estación del año en concreto.
Existe una posible conexión con los rituales chamánicos Heb Sed del antiguo Egipto en este contexto, ya que cada centro ceremonial era utilizado en ellos una sola vez y a continuación se construía uno nuevo para el siguiente festival.
Placa de madera de ébano del faraón de la dinastía I Den, en la que aparece corriendo alrededor de los límites rituales como parte de la ceremonia del festival Heb Sed. (CC BY 2.5)
La comunicación con los ‘dioses de las estrellas’, junto con las ofrendas realizadas para alcanzar la sabiduría, también presentan paralelismos con las interacciones de las tradiciones escocesa e irlandesa con el Sidhe (mundo de las hadas), o con los rituales energéticos de diversas culturas. En ocasiones, un lugar sagrado debía dejarse por un tiempo para permitir que recargara su energía espiritual, y poder de este modo conectar de nuevo con los dioses en futuras ceremonias.
Otra interesante conexión es que en el transcurso de este ritual se consideraba que el faraón estaba muerto, pero también aún vivo. Los sacerdotes consideraban que se encontraba fuera del alcance de nuestro tiempo, y que se había trasladado al Duat, el reino inmaterial del espíritu.
El término ‘un tiempo más allá del tiempo’ es también una de las traducciones más populares del Tiempo del Sueño de los aborígenes australianos. Concretamente, esta descripción se comprende mejor como ‘eterno’ o ‘increado’, refiriéndose a una dimensión en la que habitan todos los héroes del mito y los ancestros, y en la que siempre han existido. Aunque se conocen numerosas variantes regionales, todas las connotaciones aluden a un lugar inmaterial e intemporal fuera del mundo físico.
Arte rupestre australiano en el que se observan símbolos de clanes y leyendas del Tiempo del Sueño en las que quedan reflejados los intentos por atrapar los espíritus de los difuntos. (Public Domain)
De hecho, existen mediadores míticos similares a las hadas en el folklore aborigen denominados ‘Mimi’, de los que se cuenta que enseñaron a las primeras tribus aborígenes numerosas habilidades. Según la leyenda, los Mimi eran tan delgados que un fuerte viento podía quebrar sus cuerpos, y era posible contactar con ellos siguiendo un ritual determinado y acudiendo a ciertos centros sagrados, habitualmente piedras o montañas. Estos lugares constituían portales a una dimensión inmaterial que existía más allá del mundo humano.
Pinturas rupestres aborígenes de espíritus Mimi en la galería Anbangbang de Nourlangie Rock. (©2002 Dustin M. Ramsey (Kralizec!) /CC BY-SA 2.5)
A menudo los Mimi jugaban malas pasadas a los humanos si no les respetaban a ellos o a sus lugares sagrados. Existía un tipo de proceso chamánico para contactar debidamente con los Mimi, y a menudo lo llevaban a cabo ‘Hombres de Alto Grado’, es decir, los chamanes de las tribus aborígenes. En su innovadora obra Aborígenes de Alto Grado, A. P. Elkin describe a estos hombres como “supranormales, habitualmente supra-sensitivos, y con dos orígenes principales: en primer lugar, los héroes del culto del cielo de las artes y los héroes totémicos, espíritus y fantasmas, que podrían ser en definitiva los mismos; en segundo lugar, el largo linaje del orden o jerarquía de los chamanes, que se remontaba a aquellos mismos héroes del tiempo del sueño.”
Sin embargo, el papel desempeñado por las mujeres a la hora de mediar con los Mimi era también muy importante. Existían ciertas tareas y peticiones que solo podían ser realizadas por una mujer, y en las que el contexto del ‘alto grado’ quedaba superado. En su libro Sabias mujeres del Tiempo del Sueño, Johana Lambert explica que “Aquello que es sutil, ambiguo, interconectado, intangible y más allá de toda razón y toda lógica, emerge del reino de lo Eterno Femenino, y constituye la base de lo que se ha dado en llamar “magia” o “lo oculto”.
Los Mimi, al igual que las hadas y elementales de otras culturas, eran de comportamiento impredecible, y castigaban a los seres humanos tan a menudo como los recompensaban. Se creía de ellos que robaban comida, hacían tropezar a los caminantes desprevenidos e incluso arrojaban dardos mágicos: una sorprendente conexión con numerosas prácticas chamánicas.
La flecha mágica se asocia también a Abaris el Hiperbóreo, un personaje del que se cuenta que surgió en una tierra mítica “más allá del viento del norte” (el Bóreas). Abaris era capaz de comunicarse con los espíritus, curar a los enfermos y viajar por los aires sobre una flecha mágica. Otras conexiones con Apolo y Pitágoras apuntan a la extendida técnica chamánica de la incubación, descrita recientemente a la perfección por Peter Kingsley en su libro En los oscuros lugares del saber.
Cuando pasamos por alto las interpretaciones culturales particulares, que varían dependiendo de los sistemas religiosos y el grado de desarrollo de las sociedades, lo que encontramos bajo los numerosos y muy diferentes encuentros con hadas y viajes chamánicos son sorprendentes indicios de una experiencia universal con el ‘otro mundo’. Y aunque seamos capaces de descubrir una gran cantidad de relatos sobre extrañas realidades con la ayuda de hadas y espíritus, merece la pena recordar que en ocasiones es gracias a la propia insistencia de estas misteriosas criaturas.
Imagen de portada: Dos reyes en la oscuridad del bosque contemplan mágicos reinos de otro mundo, ilustración realizada en 1909. (Public Domain)
Articulo actualizado el día domingo 5 de junio.
Autor David Halpin
Kevin Turner. ‘Sky Shamans of Mongolia’. North Atlantic Books (12 de abril del 2016) pág.71.
Hayao Kawaii. ‘Dreams, Myths and Fairy Tales in Japan’. Daimon Verlag (1 de enero de 1995). pág. 107.
A.P. Elkin. ‘Aboriginal Men of High Degree: Initiation and Sorcery in the World's Oldest Tradition’. Publicado por Inner Traditions; edición original (1 de noviembre de 1993), pág. 38.
K. Langloh Parker/ Johanna Lambert, ed. ‘Wise Women of the Dreamtime: Aboriginal Tales of the Ancestral Powers, publicado por Park Street Press; edición original (1 de julio de 1993), pág. 89.