En los últimos años, ha sido popular sugerir en algunos círculos que el cristianismo fue influenciado, o incluso habría derivado de antiguas religiones mistéricas romanas –religiones de las que sabemos que practicaban rituales orgiásticos y buscaban la conexión con un dios personal. Una figura pagana que es popular entre los defensores de esta idea es Atis, un dios frigio asociado con la vegetación y consorte de la diosa Cibeles. Atis supuestamente nació de una virgen, fue crucificado en un árbol y resucitó de entre los muertos, de forma parecida a Jesús. Esos elementos pueden sonar similares, pero un examen más detenido demuestra que hay pocas evidencias que sustenten estas afirmaciones, y que el mito original de Atis presenta escasas semejanzas con el relato del Evangelio.
Las religiones mistéricas surgieron en el período helenístico y continuaron en la época romana hasta alrededor del siglo V, cuando las mayoría de tradiciones paganas del Imperio romano fueron sustituidas por el cristianismo. Estas creencias se caracterizaban por elaborados rituales orgiásticos, conocimientos secretos y un énfasis en una relación personal directa con un dios particular.
Los antiguos dioses griegos y romanos eran distantes e indiferentes a las preocupaciones humanas. Los dioses de las religiones mistéricas, sin embargo, se preocupaban genuinamente por la humanidad, y se podía acceder personalmente a ellos con relativa facilidad. Isis, diosa egipcia y centro de una religión mistérica particularmente popular, alimentaba al Nilo con sus lágrimas, y en el pasado era la responsable de nutrir al faraón y otorgarle su poder divino para que reinara eficazmente en Egipto.
Isis con el niño Horus. (Dominio público)
Puesto que el cristianismo presenta similitudes con estas religiones, algunos estudiosos las han comparado con el cristianismo. Hay investigadores que aseguran haber encontrado numerosos paralelismos entre el cristianismo y las religiones mistéricas, especialmente en el culto al dios Atis. Atis estaba asociado con la diosa Cibeles. El culto a Atis era una religión que incluía ritos y rituales orgiásticos. Los sacerdotes de esta religión, los Gallai, eran eunucos. Este requisito formaba parte de la recreación de uno de los principales mitos sobre Atis y Cibeles. Algunos afirman que Atis murió crucificado en un árbol y resucitó de entre los muertos, añadiendo además que nació el 25 de diciembre de una virgen, Nana.
Atis ejecutando una danza del culto a Cibeles. (Dominio público)
¿Cuánto de verdad hay en estas afirmaciones? No disponemos de muchos detalles sobre Atis, pero la mayoría de las fuentes no mencionan ninguna de estas similitudes, y las únicas que lo hacen son posteriores en varios siglos a la época de Jesús y fueron escritas por autores cristianos - lo que significa que cualquier similitud con el cristianismo podría deberse a que esta antigua religión pagana fue interpretada a través de una lente cristiana. Además, si examinamos el mito real, presenta escasas semejanzas con el relato del Evangelio.
Según una de las versiones del mito, Atis fue nombrado sumo sacerdote por Cibeles, y uno de los requisitos para ello era la castidad por parte de Atis. Cuando el dios rompió este voto de fidelidad a Cibeles con una ninfa, la diosa le hizo volverse loco, provocando que finalmente acabara castrándose. Atis se suicidó en cuanto recobró la cordura, y Cibeles lo convirtió en un árbol que sería a la postre sagrado para la diosa.
Cibeles y Atis (sentado a la derecha de la diosa, con gorro frigio y cayado de pastor) en un carro tirado por cuatro leones, rodeados de coribantes danzando (detalle de la placa de Parabiago, plata repujada, c. 200 d. C. – 400 d. C., descubierta en Milán, actualmente en el Museo Arqueológico de Milán). (Giovanni Dall’Orto)
En otra versión del mito, Atis, un sumo sacerdote célibe, huía de un rey que estaba sexualmente interesado en él. Cuando fue atrapado, Atis castró al rey, provocando que el rey, que estaba muriendo a causa de la pérdida de sangre, le hiciera lo mismo a Atis en venganza. En esta versión, Atis es hallado muerto por Cibeles debajo de un árbol. Aunque hay muchas versiones del mito, la mayoría de ellas terminan con algún tipo de castración y Atis muriendo bajo un árbol o transformándose en un árbol.
Estatua de Atis, 2ª mitad del siglo II d. C., Museo Arqueológico de Hierápolis, Turquía. (Carole Raddato/CC BY 2.0)
Existen otras versiones del mito más parecidas al relato que encontramos en los evangelios, pero son posteriores a la aparición del cristianismo en varios siglos, y lo más probable es que fueran influenciadas por el cristianismo, más que a la inversa. Otro aspecto que cabe destacar es que no se realiza ninguna oferta de salvación en este mito. La muerte de Atis es trágica, pero eso es todo, un final trágico. Su muerte no redime a nadie de sus pecados. En una de las versiones del mito, cuando Atis muere crecen flores por donde fluye su sangre, pero su sangre no parece afectar a nadie que no esté interesado en las flores.
Atis era también un Dios de la vegetación, y la conexión entre su muerte y un árbol fue concebida para simbolizar el ciclo por el cual la vegetación se reduce en los meses de otoño e invierno y regresa en la primavera. Este simbolismo no aparece en los evangelios, donde Jesús muere sólo una vez y resucita sólo una vez.
‘Aparición de Cristo a María Magdalena tras la Resurrección’ (1835), óleo de Alexander Andreyevich Ivanov. (Dominio público)
En suma, parece que las supuestas semejanzas entre Jesús y Atis se han exagerado. No existen evidencias que sugieran que Atis fuera asesinado de manera similar a Jesús, o de que actuara como una deidad que podía traer la salvación a toda la humanidad hasta siglos después de la aparición del cristianismo, cuando estos cambios se realizaron muy probablemente para competir con la cada vez más popular religión cristiana.
Imagen de portada: A la izquierda: detalle de una estatua de Atis reclinado. El Santuario de Atis se encuentra en Ostia (Italia), al este del Campus de la Magna Mater. (archer10/CC BY SA 2.0) Derecha: Estatua de Jesucristo como buen pastor con un cordero. (Dominio público)
Autor: Caleb Strom
“Attis.” Theoi. com. Disponible en: https://www.theoi.com/Phrygios/Attis.html
“Attis, Cybele, and Jesus” by James Patrick Holding. Tektonics Apologetics Ministries. Disponible en: https://www.tektonics.org/copycat/attis.php
“Cybele Cult.” Theoi. com. Disponible en: https://www.theoi.com/Cult/KybeleCult.html
Witt, Reginald Eldred. Isis in the ancient world. Vol. 2. JHU Press, 1997.