Hace más de 60 años las excavaciones en las cuevas de Qumrán revelaron casi mil antiguos rollos de papiro que ofrecen importantes destellos sobre el pasado de la humanidad. Pero los arqueólogos quedaron confundidos al encontrar un texto inusual entre dichos rollos, un documento que ofrece pistas sobre la desaparición de los llamados Nefilim y al que se ha llamado el «Libro de los Gigantes».
La Biblia hace varias referencias a los Nefilim, sobre todo en el libro del Génesis, pero la mayor parte de la información relativa a estos gigantes procede del antiguo libro apócrifo de Enoc. Este antiquísimo texto religioso judío es atribuido al bisabuelo de Noé, aunque algunos eruditos han datado algunas de sus partes en torno al año 300 a. C.
Enoc es un personaje desconcertante, por no decir más. El propio Génesis nos relata que vivió en la tierra 365 años, antes de ser tomado por Dios: «caminaba con Dios: y él no era más; Dios se lo llevó.» Asimismo, durante su tiempo, nuestro planeta también estuvo habitado por los «ángeles» que interactuaban libremente con los seres humanos y que, finalmente, provocaron un mestizaje al unirse con las «hijas de los hombres», dando origen así a una raza de híbridos demasiado fuertes y gigantescos, llamados los Nefilim.
Enoc es apartado de la muerte y ‘transportado’ al cielo. Reproducción de una ilustración realizada en 1877 por F. J. Shields. (Wellcome Images/CC BY-SA 4.0)
El origen de la palabra Nefilim no se conoce con exactitud, pero los expertos han propuesto varias traducciones posibles: «los caídos», «apóstatas» o «los que inducen a otros a caer». Independientemente del origen de su nombre, los Nefilim siempre han sido sinónimo de gigantes.
El texto de los gigantes encontrado en las cuevas de Qumrán ofrece una perspectiva diferente de la del Libro de Enoc. Aunque incompletos, los fragmentos de pergamino pintan un panorama desolador: los Nefilim tomaron conciencia de que, como resultado de sus maneras violentas y antisociales, se enfrentaban a su destrucción inminente y pidieron a Enoc que mediase por ellos ante Dios.
Así, comienza por detallar cómo los Nefilim asolaban la tierra acabando con todo ser viviente sobre ella. Pero una vez que comenzaron a experimentar sueños proféticos, sus corazones se llenaron de temor. El primero que tuvo estos sueños fue Mahway, hijo del ángel Barakel. En su sueño, vio una especie de tablilla sumergida en el agua. Unas aguas que engullían todo menos a tres nombres, lo que vendría a simbolizar el diluvio y la consecuente destrucción de todos los hijos de Noé. Sin embargo, este hecho no resultaba obvio para los Nefilim, quienes debatían el significado del sueño de Mahway, fracasando en la interpretación de estos signos.
Reverso del manuscrito P.Mich.inv. 5552 con pasajes del Libro de Enoc en griego. Este manuscrito forma parte de los Papiros bíblicos Chester Beatty, siendo concretamente su 3ª hoja, que también contenía una homilía cristiana desconocida atribuida a Melitón de Sardes. El documento es casi con toda probabilidad de origen egipcio. Universidad de Michigan, Biblioteca Ann Arbor. (Dominio público)
Poco después, dos gigantes más, Ohya y Hahya, hijos del ángel caído Shemyaza, comenzaron a tener sueños similares, soñando cómo un árbol se desarraigaba por completo salvo por tres de sus raíces. Después de esto, el resto del grupo de gigantes también empezó a tener sueños apocalípticos:
“Con eso, dos de ellos tenían sueños y el sueño huía de sus ojos, y se levantaron y vinieron a [… y dijeron] sus sueños, y dijo en la Asamblea de [sus compañeros] los monstruos [… ] En mi sueño yo estaba viendo esta misma noche y había un jardín […] jardineros y regaban […doscientos árboles y] grandes brotes salieron de su raíz […] toda el agua y el fuego quemó todo [el jardín…] Encuentran los gigantes que les diga el sueño…”
Los gigantes, al darse cuentan de la naturaleza profética de los sueños, buscaron la ayuda de Enoc, pero para su desgracia Enoc ya había desaparecido de la faz de la Tierra, por lo que los Nefilim eligieron a uno de ellos para emprender un viaje cósmico en su búsqueda.
‘La caída de los Gigantes’ (1531-1533), fresco pintado por Perino del Vaga (1501-1547) en la Villa del Príncipe de Génova, Italia. (Dominio público)
“[Mahway] se impulsó en el aire como los fuertes vientos y voló con las manos como las águilas, y dejó el mundo habitado y pasó sobre la desolación, el gran desierto de […] y Enoc lo vio y lo saludó, y Mahway le dijo […] aquí y allí una segunda vez a Mahway […] los gigantes esperan sus palabras, y todos los monstruos de la Tierra. Si […] nació […] día de […] su […] y que se añadirían […] nos gustaría conocer su significado […] doscientos árboles que caían desde el cielo…”
Por desgracia, determinadas partes de los rollos han sido dañadas, pero el sentido general del texto resulta evidente: uno de los gigantes viajó fuera la tierra en busca de Enoc debido a su capacidad de interpretación de las visiones.
El texto se vuelve muy interesante si sustituimos algunos términos y no lo consideramos como una historia alegórica, sino como una descripción de un evento real cuyo significado se ha confundido con el tiempo. Si tenemos en cuenta volar «con las manos, como las águilas», como una metáfora, ¿podemos crear la hipótesis de que Mahway despegó de la Tierra en una nave espacial? En este caso, «Desolación en el gran desierto» ¿podría referirse al espacio interestelar? Depende de lo lejos que estemos dispuestos a llegar partiendo de un pergamino fragmentado de hace 2.000 años.
El gigante Suttung y los enanos, grabado de Louis Huard (1813-1874). (Dominio público)
Enoc envía a Mahway de vuelta, prometiéndole que hablaría con Dios por él. Pero por desgracia para los gigantes, las tablillas que Enoc les envió como respuesta no trajeron buenas noticias:
“El escribano Enoc […] copia de la segunda tablilla que [Enoc] envió en la misma mano de Enoc el notorio escriba [… En el nombre de Dios el grande y santo, a Shemyaza y a todos [sus compañeros …]: Que sepa que no […] y las cosas que has hecho, y que tus mujeres […] ellos y sus hijos y las mujeres de [sus hijos] por tu licenciosidad sobre la tierra, y ha habido sobre ti [… y la tierra está clamando] y quejándose de ti y de las obras de tus hijos […] el daño que le has hecho. […] Hasta que Raphael llegue, he aquí, la destrucción [está llegando, un gran diluvio, y destruirá a todos los seres vivientes] y lo que esté en los desiertos y mares. Y el significado del mensaje […] para ti sobre el mal. Pero ahora, afloja los lazos que te unen al mal… y ora”.
El texto no menciona si los Nephilim oraron o no a Dios, pero lo cierto es que acabaron desapareciendo, demostrando una vez más la eficacia del conocido como Diluvio Universal.
Imagen de portada: Fotocomposición. Izquierda, antiguo manuscrito. Derecha, ilustración de gigantes mitológicos (Código Oculto)
Autor: Código Oculto