Las Grandes Pirámides de Guiza son unos de los monumentos más célebres del mundo actual. Sin embargo, al sur de la frontera egipcia existe otro conjunto de pirámides, igualmente impresionante, que se alzan maravillosamente conservadas en el yermo paisaje sudanés. A pesar de su importancia histórica, que las ha llevado a ser catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, y a diferencia de las pirámides egipcias, éstas se encuentran abandonadas, son prácticamente desconocidas y rara vez son visitadas. Hoy, las pirámides de Meroe siguen en pie convertidas en el último vestigio del gran Reino de Kush, una de las civilizaciones más antiguas de la región del Nilo.
Meroe era una ciudad importante dentro del antiguo reino de Kush. Según diversas pruebas arqueológicas, comenzó a construirse a principios del siglo IX a. C. En torno al año 300 a. C. pasó a ser la capital del Reino de Kush y mantuvo este título hasta mediados del siglo IV, cuando fue invadida y conquistada por el Reino de Aksum.
Fotografías de las Pirámides de Meroe en Sudán, 2005. Autor: Fabrizio Demartis (Wikimedia Commons)
Debido a los contactos entre el Reino de Kush y el Egipto de los Faraones, (los kushitas dominaron Egipto durante aproximadamente un siglo), era lógico y normal que compartieran rasgos culturales. Una de las prácticas egipcias adoptadas por los kushitas fue, precisamente, la construcción de pirámides. Eso sí, a diferencia de las pirámides construidas por sus vecinos del norte, las kushitas fueron levantadas usando grandes bloques de arenisca y con una pendiente más pronunciada. Además, son de menor tamaño que las egipcias. Pero esta desventaja la compensaban construyendo un mayor número de pirámides.
Los arqueólogos han descubierto más de 200 pirámides en Meroe, repartidas en tres áreas: el Cementerio Sur, el Cementerio Norte y el Cementerio Oeste. Por otro lado, excavaciones recientes en Sedeinga, han desvelado a unos 700 kilómetros de Meroe, un nuevo yacimiento rebosante de pirámides en miniatura. Descubrimiento que ha sido considerado como una nueva prueba de que la práctica de construir pirámides pasó de ser una costumbre exclusiva de la Familia Real de Meroe a ser uso común entre las élites provinciales, como las que habitaban en Sedeinga.
Vista aérea del conjunto de pirámides de Meroe. Fuente: Wikimedia.
Como los egipcios, los kushitas también creían que la vida después de la muerte era una versión más perfecta de la existencia sobre La Tierra y que los muertos debían ser enterrados con los objetos que fueran a necesitar en el inframundo. Por desgracia, la mayor parte de las tumbas de Meroe fueron expoliadas desde hace tiempo. Algunas de las pirámides más lejanas fueron dañadas en el siglo XIX por el explorador italiano y cazador de tesoros, Giuseppe Ferlini. En su búsqueda de las riquezas de los kushitas, Ferlini, tal y como se ha relatado, demolió las cúspides de más de 40 pirámides. Sin embargo, como consecuencia de los antiguos saqueos sólo halló una pirámide que contuviera un tesoro, cuyos preciosos objetos vendió Ferlini a varios museos europeos.
A pesar de la destrucción provocada durante siglos, los arqueólogos han sido capaces de hacerse una idea aproximada del modo en que las élites kushitas trataban a sus muertos, basándose en los relieves hallados en las tumbas. Según estas imágenes, los muertos eran momificados, cubiertos con joyas y, finalmente, introducidos para su eterno descanso en sarcófagos de madera. Además, excavaciones arqueológicas posteriores han desenterrado algunos objetos bastante interesantes. Por ejemplo, la expedición americana liderada por Jorge Reisner, de principios del siglo XX, halló una jarra para vino de Atenas y una copa de plata también para vino del siglo I, lo que indica claramente que los kushitas mantenían contacto y negociaban con las civilizaciones mediterráneas.
La importancia arqueológica de las pirámides de Meroe las ha hecho merecedoras de ocupar un lugar en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, como ' los Conjuntos Arqueológicos de la Isla de Meroe '. A pesar de dicho prestigio, estas pirámides no reciben todavía ni una pequeña fracción de los turistas que visitan Giza cada año. Según explica un reportero, un vendedor de excursiones de Meroe mencionó que el lugar, por lo general, recibe solamente a 10 visitantes diarios. El hecho de que Meroe esté mucho menos atestado que Giza, más la falta de comerciantes y guías “persiguiendo” a los turistas, la convierte en un destino más que atractivo para los amantes de la aventura y para los apasionados de los destinos poco conocidos.
Imagen de Portada: Pirámides de Sudán. Autora: Galyna Andrushko|Dreamstime
Autor Ḏḥwty
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