En el ámbito de la historia antigua, las enigmáticas peculiaridades de los personajes históricos nunca dejan de sorprender. Entre estas excentricidades, Tycho Brahe, el estimado astrónomo del siglo XVI, se destaca no sólo por sus innovadoras contribuciones a la astronomía sino también por su elección poco convencional de mascota: un alce ebrio.
En el gran tapiz de rarezas históricas, la preferencia de Tycho Brahe por una mascota trascendió lo común. En lugar de un perro leal o un gato elegante, Brahe optó por compartir su vida con una criatura completamente diferente: un alce.
El alce de Brahe, aunque no es una mascota típica desde ningún punto de vista, mostraba un extraño apego a su dueño, muy parecido a un perro domesticado. Seguiría fielmente a Brahe por su extensa propiedad, una vista verdaderamente notable para aquellos que tuvieran la suerte de presenciarla.
Las excentricidades de Brahe no terminaron con la elección de su acompañante. Encontró una forma bastante poco ortodoxa de entretener a sus invitados. Brahe organizaba veladas extravagantes y la pieza de resistencia no era otra que su alce.
Lo que diferenciaba al alce de Brahe de otras mascotas era su extraordinaria afición por el alcohol. Bebía con entusiasmo la cerveza, no con un tímido sorbo, sino con abundantes tragos. El espectáculo de un alce bebiendo alcohol provocó alegría y asombro entre los invitados de Brahe. Observaron divertidos cómo los alces ebrios tropezaban por el castillo, chocando con muebles y paredes.
Por desgracia, el peculiar entretenimiento que involucraba al alce ebrio de Brahe culminó en un evento trágico. Después de beber una cantidad considerable de cerveza, el alce decidió explorar una nueva frontera: las escaleras del castillo. En su estado de ebriedad, el equilibrio del alce flaqueó. Al intentar subir las escaleras, perdió el equilibrio, lo que provocó una caída calamitosa. Lamentablemente, la majestuosa criatura sucumbió a sus heridas.
Más allá de sus excentricidades, es importante señalar que Tycho Brahe fue una luminaria en el campo de la astronomía. Sus meticulosas observaciones del cielo nocturno sentaron las bases para avances posteriores en la comprensión de la mecánica celeste. Su experiencia como astrónomo iluminó el cosmos de maneras que continúan dando forma a nuestra comprensión del universo hasta el día de hoy. La historia de su alce borracho, aunque peculiar, es sólo una faceta del legado multifacético de este hombre extraordinario.
Imagen de portada: Tycho Brahe tenía un alce borracho como mascota. Fuente: Andrew / Adobe Stock.
Autor Joanna Gillan