Si bien la historia antigua cuenta con una gran cantidad de espeluznantes recetas médicas, una de las más intrigantes y elaboradas fue el hombre melificado, un ser humano momificado en un dulce de miel, que luego se usó para reparar extremidades rotas y heridas.
La práctica se menciona en fuentes médicas chinas, en particular en la enciclopedia médica definitiva del siglo XVI, Bencau Gangmu de Li-Shih-chen. Sin embargo, el remedio no era chino. Según Li-Shih-chen, era una antigua práctica árabe.
Hacer un hombre melificado involucró a un anciano voluntario, de entre 70 y 80 años, que accedió a sacrificarse por el bien común. Dejó de comer cualquier cosa que no fuera miel y se bañaba en ella todos los días. Después de aproximadamente un mes, sus entrañas y excreciones prácticamente se habían convertido en miel. Obviamente, una dieta que consistiera únicamente en miel eventualmente resultaría fatal por razones de sobresaturación, y cuando eso sucedió, comenzó el proceso de medicina del cadáver.
En la siguiente etapa, el cadáver se colocaba en un ataúd lleno de miel, que luego se sellaba y se dejaba intacto durante un siglo. Cuando se abrió el sello, el cuerpo se había convertido en un dulce gigante de miel confitada que se creía que tenía poderosas propiedades curativas.
La miel tiene excelentes propiedades antibacterianas y antisépticas y se usaba ampliamente en la medicina antigua para tratar enfermedades de la piel y proteger las heridas de la pudrición.
Esto también lo convirtió en un excelente líquido para embalsamar. Heródoto menciona su uso para este propósito por parte de los asirios. Supuestamente, el cuerpo de Alejandro Magno fue sumergido en miel mientras era transportado para su entierro.
¡Lo que no está claro es exactamente cómo se usaron las momias humanas confitadas para tratar las extremidades lesionadas!
Imagen de Portada: Los humanos fueron momificados en dulces de miel. Fuente: Andrey Popov/ Adobe Stock
Autor Sahir Pandey