Los investigadores que están analizando los genes de ancestros prehistóricos de los irlandeses han descubierto que el brote de la enfermedad conocida como “Maldición Céltica” (hemocromatosis), probablemente llegó a la isla hace unos 4.000 años con una oleada migratoria procedente de la Estepa Póntica, al este de Europa. Este descubrimiento también aporta claras pruebas de migraciones masivas que podrían haber provocado cambios significativos en los estilos de vida de las poblaciones irlandesas del Neolítico y la Edad del Bronce.
Cuando genetistas del Trinity College de Dublín se unieron a arqueólogos de la Queen’s University de Belfast para estudiar los orígenes de las gentes y la cultura de Irlanda, apenas podían imaginar los resultados que estaban por llegar. El equipo consiguió secuenciar con éxito, para a continuación comparar entre sí, los genomas de una agricultora de hace 5.200 años (cuyos restos fueron hallados cerca de Belfast) y tres hombres que vivieron en la isla de Rathlin durante la Edad del Bronce. Cuando analizaron estos genes descubrieron que la enfermedad llamada a menudo “Maldición Céltica” (hemocromatosis), surgió en algún momento comprendido entre esos dos períodos de tiempo, y que estuvo relacionada con una llegada masiva de inmigrantes a la región.
Los resultados de sus análisis han sido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, (“Actas de la Academia Nacional de Ciencias”), y demuestran que la mujer neolítica de Ballynahatty “poseía un genoma de origen predominantemente del Próximo Oriente” y que “tenía algo de ascendencia de cazadores-recolectores, aunque pertenecía a una población de un tamaño efectivo importante, lo que sugiere una afluencia sustancial de antiguos agricultores a la isla.”
En cuanto a su apariencia, leemos en Past Horizons: “la antigua agricultora tenía el pelo negro, ojos marrones, y se parecía más a los europeos del sur.” Por otro lado, los tres hombres de la Edad del Bronce presentaban todos ellos alelos de ojos azules. Además, tenían el tipo de cromosoma Y más común en Irlanda en la actualidad, y uno de los hombres era portador de la mutación de la hemocromatosis C282Y.
Recreación del cráneo neolítico de Ballynahatty, realizada por Elizabeth Black. (Silicon Republic)
Los individuos afectados por la tara genética de la hemocromatosis sufren de una retención excesiva de hierro, también conocida como “sobrecarga de hierro,” que puede “causar daños en articulaciones, órganos, y finalmente resultar mortal,” si no se trata adecuadamente. La mutación C282Y es tan común en los individuos de ascendencia irlandesa que se le ha dado el nombre de “Maldición Céltica.”
“No se puede dibujar una línea en torno a Irlanda y decir que la hemocromatosis solo se da en su interior,” ha comentado para NPR Daniel Bradley, genetista del Trinity College de Dublín y uno de los autores del informe. Pero por razones desconocidas, la enfermedad parece ser especialmente frecuente entre los irlandeses. Bradley sugiere que la capacidad de absorber cantidades mayores de hierro podría haber supuesto una ventaja evolutiva en el pasado para poblaciones que se alimentaran de dietas pobres en hierro, o una herramienta genética para la transición de dietas basadas en carne a dietas basadas en cereales. Otra hipótesis es que la enfermedad podría haber protegido a los ancestros de los irlandeses de los efectos negativos de ciertos parásitos en su organismo.
Explicación de cómo se transmite hereditariamente la hemocromatosis. (Irish Haemochromatosis Association)
Lara Cassidy, doctora de investigación genética del Trinity College, ha declarado a la prensa que “La afinidad genética es más fuerte entre los genomas de la Edad del Bronce y los irlandeses, escoceses y galeses actuales, lo que sugiere que el establecimiento de las características principales del genoma insular céltico tuvo lugar hace unos 4.000 años.”
Más aún, las diferencias genéticas obvias entre la mujer del Neolítico con genes del Próximo Oriente y los hombres cuyos genes nos hablan de una sustancial herencia genética de la Estepa, demuestran que hubo un “profundo episodio migratorio” entre la época de la mujer y la de los tres hombres. Los cambios genéticos debidos a estas migraciones también se corresponden con dos importantes acontecimientos de la prehistoria europea. Como escriben los autores:
Dos episodios de la prehistoria dieron forma a la Europa actual: el advenimiento de la agricultura y posteriormente el de la metalurgia. Estas innovaciones trajeron no solo importantes cambios culturales sino también, en ciertas zonas del continente, un cambio en su estructura genética. Los primeros antiguos genomas completos procedentes de Irlanda, incluidos dos de amplia cobertura, demuestran las variaciones genéticas a gran escala que acompañaron a ambas transiciones.
Aunque la correspondencia no implica causa y efecto, este aspecto del estudio ha sido de especial interés para los arqueólogos, que se han dividido en función de si las “transiciones en las Islas Británicas de una forma de vida de cazadores-recolectores a otra basada en la agricultura, y más tarde de la utilización de la piedra a la del metal, se debieron a la adopción local de nuevos estilos de vida o si estas influencias se derivaron de influjos de gente llegada de fuera.”
Reconstrucción de una antigua cabaña de cazadores-recolectores (izquierda) y una de agricultores (derecha), en el Irish National Heritage Park de Wexford, Irlanda. (David Hawgood/CC BY SA 2.0)
Bradley parece confiar en que las migraciones que sugieren las modificaciones genéticas y los cambios culturales puedan estar relacionados:
Hubo una gran oleada de modificaciones genéticas que barrió Europa desde más allá del Mar Negro hasta el interior de la Europa de la Edad del Bronce, y ahora sabemos que llegó a alcanzar las orillas de su isla más occidental (Irlanda). Este grado de modificaciones genéticas invita a la posibilidad de otros cambios asociados, quizás incluso la introducción de un idioma del que derivarían las lenguas célticas occidentales.
La doctora Eileen Murphy, profesora titular de osteoarqueología de la Queen’s University de Belfast, cree que el reciente estudio está llevando a los científicos un paso más allá en la resolución de algunos de los misterios en que están envueltos los orígenes de los irlandeses: “Está claro que este proyecto ha demostrado lo que una poderosa herramienta como el análisis del antiguo ADN puede aportar a la hora de contestar a las preguntas relacionadas con los orígenes de los irlandeses, que llevan largo tiempo desconcertando a los académicos.”
Acuarela titulada ‘Irlandeses equipados para el servicio del último rey Enrique’ (c. 1575), obra de Lucas de Heere. (Public Domain)
Sandra Chapman, en un artículo escrito para el News Letter, también ve los resultados del estudio como una forma positiva de reconocer que la inmigración lleva mucho tiempo formando parte de la historia de la humanidad, y que la percepción de los irlandeses como “cierto tipo de raza céltica exclusiva, sencillamente no es cierta.” En su primera línea podemos leer: “Somos quienes pensamos que somos, pero no somos lo que parecemos.” Una frase que dice mucho acerca de los orígenes de la humanidad…
Imagen de portada: Cráneo de una mujer del Neolítico hallado en unas excavaciones realizadas en el año 1855 en Ballynahatty, Irlanda del Norte. Fotografía: Daniel Bradley
Articulo actualizado el 8 de Julio 2022.
Autor Alicia McDermott