Si no puede imaginar un día sin una taza de café caliente, no es el único. Muchas de las historias más famosas del mundo guardan relación con gente que amaba el café. ¿Sabía que Benjamin Franklin era adicto a esta bebida? ¿Había oído decir que Mozart, Bach, Balzac y Napoleón no podían vivir sin él? Vamos a contar la historia de la adicción y el amor que muchos han sentido por los aromáticos granos de café.
El café, un líquido caliente y delicioso que huele maravillosamente. Millones de personas en todo el mundo no pueden vivir sin esta "bebida de los dioses" creada a partir de la reacción entre el agua y los granos de café. Se cree que los primeros que consumieron café fueron los integrantes del grupo étnico Oromo, antepasados de los actuales etíopes. La gente lleva disfrutando de los beneficios de una bebida que ellos creían que les daba mucho más poder desde al menos el siglo X. En la actualidad, los científicos han confirmado que beber café aporta muchas ventajas, pero también avisan de que una sobredosis de cafeína puede acarrear trágicas consecuencias. La historia de los personajes famosos que beben café habitualmente comenzó hace siglos, y continúa aún en nuestros días.
Al menos dos de los más famosos compositores clásicos del siglo XVIII no podían comenzar a trabajar sin esta bebida tan de moda y tan lujosa por aquel entonces. A Johann Sebastian Bach le gustaba tanto el café que escribió una ópera sobre él. Así, compuso la Cantata del Café en el año 1732. La pieza describe el papel de esta bebida en la vida diaria de la época. La ópera giraba en torno a la historia de un padre y su hija. Adicta al café, la muchacha tenía que renunciar a su pasión por tan deliciosa bebida para poder contraer matrimonio. Sin embargo, en lugar de liberarse de su adicción al café, decide buscarse un hombre que sea tan adicto al café como ella. La cantata termina con una escena en la que ambos personajes cantan una canción describiendo lo fantástico que es beber café.
El Café Zimmermann de Leipzig, sede del Collegium Musicum durante la primera mitad del siglo XVIII. (Public Domain)
Del mismo modo, Ludwig van Beethoven también sentía una enorme pasión por el café. Según su biógrafo, el famoso compositor elaboraba su bebida favorita con una combinación de 60 tipos de granos diferentes.
Napoleón Bonaparte tenía muchos hábitos poco comunes. El emperador de Francia no podía vivir sin la política, la guerra, mujeres hermosas… ni el café. Esta aromática bebida fue lo último que tomó. Una de las historias más famosas relacionadas con la debilidad de Napoleón por el café tiene que ver con sus últimos días. Según la web de la marca de café St. Helena:
“Pocos días antes del fin, el mariscal Bertrand escribía que Napoleón seguía pidiendo café, y que su nuevo 'médico', Antommarchi (era en realidad asistente de sala de disección), le permitió tomar algunas cucharadas. Entonces, como el emperador dejó de pedirlo, Bertrand escribió:
Aquella mañana, había preguntado veinte veces si podía tomar algo de café. 'No, Señor', '¿Podrían los médicos permitirme solo una cucharada?' 'No, Señor, no por el momento, su estómago está demasiado irritado, vomitaría un poco antes, tal vez.' Napoleón ya había vomitado unas nueve veces a lo largo de ese día. ¡Qué gran cambio había hecho mella en él! Lágrimas acudieron a mis ojos, al ver a este hombre formidable, que había mandado con tal autoridad, de forma tan absoluta, suplicar una cucharada de café, pidiendo permiso, obediente como un niño, pidiendo permiso una y otra vez sin conseguirlo, y no llegando siquiera a perder los nervios. En otros momentos a lo largo de su enfermedad habría expulsado a los médicos, ignorado sus consejos y actuado como deseaba. Ahora era tan dócil como un niño. Así que, aquí está el gran Napoleón: patético y humilde.”
Napoleón en su lecho de muerte, óleo de Horace Vernet (1826). (Public Domain)
Napoleón murió sin esgrimir el poder que tanto amaba. Sin embargo, durante los últimos dolorosos días de su vida, la amargura de su pérdida quedó endulzada por el delicioso sabor de su bebida favorita. Sin embargo, su debilidad por el café también lo vinculaba a la monarquía que tanto había odiado. El rey Luis XV, que ocupó el trono hasta el año 1774, adoraba tanto el aroma y el sabor del café que mandó crear una plantación de café en el Palacio de Versalles, cerca de París.
Balzac es uno de los escritores más famosos de la historia de Francia. Vivió y trabajó en París durante el siglo XIX, escribiendo más de 100 libros a lo largo de sus 51 años de vida. Amado por las mujeres y siempre lleno de deudas, escribía mucho, y debía hacer gala de un espíritu sociable para, de este modo, poder satisfacer todas sus necesidades. Balzac creía que el café le aportaba la inspiración que buscaba. Su estilo de vida estaba lejos de ser saludable: al dedicarse a tantas actividades, solía escribir entre la 1:00 de la madrugada y las 8:00 de la mañana para, luego, echar una cabezada. Para evitar el sueño durante la noche, bebía café.
Honoré de Balzac (1799-1850). (Public Domain)
Según uno de sus amigos más cercanos, el también famoso escritor Victor Hugo, Honoré podía beber hasta 30 tazas de café al día. Lamentablemente, llegó un día que su cuerpo estaba tan envenenado por la cafeína que murió. La ya muy rica historia de su vida podría haber sido aún más fecunda, pero su pasión por el café y la forma en que lo necesitaba la acortaron cruelmente, acabando además con la posibilidad de que creara más obras literarias.
Con anterioridad, otro famoso escritor, filósofo e historiador francés, Voltaire (François-Marie Arouet), que vivió entre los años 1694 y 1778, se hizo famoso al beber entre 40 y 50 tazas de café al día. Además, Voltaire mezclaba los granos de café con chocolate. Según su médico, esta bebida energética también fue la causa de su muerte.
François-Marie Arouet, Voltaire (1694–1778). (Public Domain)
Si Benjamin Franklin viviese hoy en día, probablemente sería un gran apasionado de las modernas cafeterías. Durante su estancia en Londres era un visitante asiduo a estos lugares, y disfrutaba mucho de ellos. El 26º presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, bebía un galón de café al día. Según Thomas Jefferson, el café era la bebida del mundo civilizado. Con el paso del tiempo, los estadounidenses se convirtieron en una de las sociedades que más café consumía del mundo. Comenzaron a beberlo como ostentación de su riqueza y por moda, pero con el tiempo la cultura popular crearía una nueva imagen del café, convirtiéndolo en uno de los iconos más famosos de la gente moderna y exitosa.
Booker T. Washington cenando con Teddy Roosevelt. (Spydersden)
El número de personas influyentes que ha adorado el café a lo largo de la historia resulta impresionante: hay demasiadas historias interesantes relacionadas con esta bebida como para poder contarlas todas. Sin embargo, es digno de mención que, incluso hoy en día, mucha gente sigue viendo el café como algo más que una simple bebida: para algunos es casi una celebración mística con la que creen recargarse de energía, inspiración y creatividad.
Imagen de portada: Bodegón con taza de café, imagen informática tridimensional. (Public Domain)
Autor: Natalia Klimczak
Anthony Wild, Coffee: A dark history, 2003.
Bennett Alan Weinberg, Bonnie K. Bealer, The world of caffeine, 2001. Stefan Zweig, Balzac, 2008
13 Ultra Famous People Who Were Sick Coffee Addicts, disponible en:
https://simplecapacity.com/2015/06/13-ultra-famous-people-who-were-sick-coffee-addicts/
Napoleon and St Helena Coffee, disponible en:
https://www.st-helena-coffee.com/index.php?lang=en&Itemid=174