Jesús de Nazaret fue un predicador judío natural de la región de Judea (actual estado de Israel), que vivió a comienzos del siglo I y murió crucificado en Jerusalén en torno al año 30. Con su figura y su mensaje se inició el cristianismo.
Aunque se conservan bastantes textos acerca de su vida, genéricamente denominados Evangelios, lo cierto es que son de difícil datación (según la opinión mayoritaria, el más antiguo de ellos podría haber sido escrito después de que hubieran transcurrido, al menos, 30 o 40 años desde su muerte) y tienen una finalidad primordialmente catequética, por lo que resulta difícil obtener de ellos información biográfica fidedigna.
Por otra parte, las escasas fuentes no cristianas en las que es mencionado no proporcionan datos concretos sobre su vida. Pese a que sectores minoritarios han llegado a poner en duda su misma existencia, existe hoy un amplio consenso acerca de la historicidad de Jesús de Nazaret, personaje central de las religiones denominadas cristianas, basadas tanto en la doctrina que predicó como en la fe en que Jesús resucitó tras morir en la cruz. La mayoría de estas religiones establecen como dogma de fe que Jesús es la segunda persona (el Hijo) de la Santísima Trinidad y que, por tanto, es Dios.
Los textos acerca de su vida, genéricamente denominados evangelios, son de difícil datación y tienen una finalidad primordialmente catequética, por lo que resulta difícil obtener información biográfica fidedigna de ellos. En la imagen, Manuscrito de Los Cuatro Evangelios, 1495, Evangelio de San Juan 4, 24-32, con el dibujo de un pájaro en el margen izquierdo de la página. (Wellcome Images/CC BY-SA 4.0)
El nombre Jesús proviene del arameo —idioma de la Judea del siglo I— Ieshua (Yešûa), que quiere decir Dios salva. Sin embargo, se podría traducir también como Josué, ya que otra evolución del mismo nombre Ieshua se transformó en Ioshua y, de ahí, en Josué. Se cree que sus seguidores le llamaban Rabbi Ieshua Bar Iosef (Maestro Jesús, hijo de José).
En Mateo 1,23 Jesús es mencionado también como Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Sus seguidores asimismo le llamaron Cristo, (que significa ungido). Además, el Nuevo Testamento también se refiere a él como Señor, Salvador y Nazareno.
De acuerdo con el testimonio de los evangelios, la predicación de Jesús de Nazaret congregaba a multitudes. Sin embargo, estos testimonios contrastan con la ausencia de menciones a Jesús en textos no cristianos durante los años en que destacó por su actividad. Este hecho hace suponer que el efecto social y político que provocó fue mínimo, y que sus seguidores no comenzaron a tener cierto protagonismo social en el imperio romano al menos hasta los años 60, durante el reinado de Nerón.
La ausencia de datos históricos hace pensar que los cristianos no comenzaron a tener cierto protagonismo social en el Imperio Romano al menos hasta el año 60, durante el reinado de Nerón. En la imagen, retrato de Nerón pintado en 1620 por Abraham Janssens (1567-1632). Castillo de Caputh, Alemania. (Public Domain)
Tanto es así que la primera alusión a Jesús de Nazaret se encuentra en la obra de Flavio Josefo Antigüedades Judías, escrita entre 57 y 61 años después de la muerte de Jesús. En sus Antigüedades Judías, Flavio Josefo narra la historia del pueblo judío, pero sus propios intereses —entre ellos el de conquistar la simpatía de los romanos por los judíos— le llevan a minimizar las noticias que pudieran resultar conflictivas. Incluso en el siglo II las menciones a Jesús son muy escasas, y ninguna de ellas aporta información suficiente como para conocer la vida o el mensaje de Jesús de Nazaret.
Publio Cornelio Tácito aporta otra referencia histórica en el año 116 ó 117:
Por lo tanto, aboliendo los rumores, Nerón subyugó a los reos y los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el pueblo, que los odiaba, los llamaba “cristianos”, nombre que toman de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato; reprimida por el momento, la fatal superstición irrumpió de nuevo, no sólo en Judea, de donde proviene el mal, sino también en la metrópoli [Roma], donde todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se celebran. (Tácito – Anales)
Aunque la autenticidad del texto de Tácito no ha sido cuestionada, numerosos autores han indicado que se desconocen sus fuentes. Se ha barajado la posibilidad de que se basara en Plinio El Viejo o en las confesiones de los propios cristianos frente a la persecución policial.
Grabado idealizado de Flavio Josefo que aparece en la traducción de su obra llevada a cabo por William Whiston. (Public Domain)
No existen más referencias históricas de Jesús de autores del siglo I o principios del siglo II al margen del Nuevo Testamento, pese a que numerosos historiadores y pensadores documentaron bastante exhaustivamente la época como Filón de Alejandría, Juvenal, Séneca, Plutarco, Apolonio, Luciano, Aulo Gelio, Dión Crisóstomo y Valerio Flaco. Existen otros textos, de menor consistencia, que describen más bien a los cristianos o son posteriores. Entre ellos destacan los escritos de Plinio el Joven, Gayo Suetonio Tranquilo, Mara Bar-Serapion o, incluso, diversos fragmentos del Talmud.
Por todo lo anterior, los únicos textos útiles para intentar reconstruir la vida de Jesús son los incluidos en el Nuevo Testamento y, muy especialmente, los Evangelios. Sin embargo su finalidad principal no fue la de reconstruir la biografía de Jesús, sino la de difundir su mensaje. No obstante, permiten al menos trazar las líneas maestras de la vida de Jesús de Nazaret.
Si admitimos como fiables los datos del Evangelio según San Mateo, Jesús nació hacia el año 6 a. C., puesto que Mateo afirma que María dio a luz en tiempos del rey Herodes I el Grande, que se calcula que murió en el año 4 a. C. Algunos autores hacen referencia a una conjunción astral que tuvo lugar en el año 7 a. C. o 6 a. C, que quizás pudo haber sido interpretada por aquel entonces como una estrella especial que anunciaba el nacimiento del rey de Judea. Sin embargo, el uso literario de estrellas que marcaban el nacimiento de grandes personajes de la antigüedad era algo muy extendido en aquella época, lo que hace de éste un dato poco útil para la datación.
El uso literario de estrellas que marcaban el nacimiento de grandes personajes de la antigüedad era algo muy extendido en aquella época, lo que hace de éste un dato poco útil para la datación del nacimiento de Jesús. (El Coleccionista de Instantes/Flickr)
Si admitimos como fiables los datos del Evangelio según San Lucas, la fecha del nacimiento de Jesús podría retrasarse hasta el año 6 de nuestra era. Lucas afirma que Jesús nació en Belén antes del censo que iba a establecerse gobernando Quirino en Siria. Según Flavio Josefo, el censo tuvo lugar entre los años 6 d. C. y 7 d. C. Muchos exégetas opinan que, en realidad, Lucas aprovechó este dato histórico para elaborar un texto catequético en el que situar el nacimiento de Jesús en la ciudad del rey David, sin importarle la exactitud de las fechas.
En el año 525, el Papa Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo que estableciera como año primero de la era cristiana el del nacimiento de Jesús. Dionisio se equivocó en unos 6 años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús había nacido en el año 753 de la fundación de Roma, cuando probablemente lo hizo en torno al año 748.
En cuanto al 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, debemos recordar que ese día se celebraba en el Imperio Romano la fiesta del dios Sol, al igual que en la mayoría de civilizaciones conocidas de la época. Por esas fechas, en el hemisferio norte transcurren los días más cortos del año, por lo que se realizaban en la época diversos ritos para pedir a los dioses que el sol volviera a brillar con fuerza un año más. Los orígenes de la adoración al sol se remontan a las creencias egipcias, persas e hindúes.
Mosaico de los siglos III-IV en el que Cristo aparece representado como ‘Sol Invictus’. Mausoleo de la necrópolis situada bajo la Basílica de San Pedro de El Vaticano. (Public Domain)
El culto romano al «dios Sol Invicto» comienza a tener importancia en el siglo III. Así, Aureliano proclamó durante su mandato (270-275) la festividad oficial del 25 de diciembre en honor al Sol Invictus. No obstante, el papa Julio I decidió en el año 336 poner fin a dichas festividades paganas en honor al sol y estableció que la comunidad cristiana conmemorase el nacimiento de Jesús en esa misma fecha.
No existe certeza histórica acerca del lugar en el que nació Jesús. Según Lucas nació en Belén (Judea), dato que no aporta ninguno de los otros tres evangelios canónicos. Pero también pudo haber nacido en Nazaret (Galilea), en relación con su sobrenombre (Jesús de Nazaret o Jesús el Nazareno), o bien en cualquier otro lugar. Lo cierto es que la localidad de Nazaret no tenía relevancia desde un punto de vista teológico, motivo por el cual cabe dentro de lo posible que Lucas situara el lugar de nacimiento de Jesús en Belén (Judea), donde ya había nacido el rey David, 7 kilómetros al sur de Jerusalén. Esto explicaría por qué utilizó a Quirino y al censo como excusa para su elaboración literaria.
San Jerónimo, por su parte, hace referencia a otra localidad también llamada Belén de Galilea. De hecho, los evangelios transmiten la sensación de que Jesús era tomado por un galileo más, por lo que bien pudo haber nacido en esta otra Belén. Pero esta teoría se contradice con las siguientes evidencias:
Estrella de plata que señala el lugar de nacimiento de Jesús en la Basílica de la Natividad de Belén, Israel. (Public Domain)
Jesús era conocido como el Nazareno, y tras su muerte, sus seguidores también son llamados nazarenos; Mateo hace clara referencia a Belén de Judá, porque era la ciudad del rey David; la mención de San Jerónimo es tardía, de la segunda mitad del siglo IV.
Respecto a la localidad de Nazaret, algunos autores han negado que tal lugar existiera en tiempos de Jesús, ya que Flavio Josefo no la menciona en ningún momento. Sin embargo, Nazaret es nombrada en todos los evangelios, que seguramente datan de entre los años 70 y 110, 40 a 80 años después de la muerte del Nazareno. No parece suficiente intervalo de tiempo como para que los autores hubiesen inventado una población inexistente sin que nadie denunciara tal falsedad.
Tampoco es de extrañar que una aldea que algunos estiman de unas 20 familias no apareciera en el listado descrito por Josefo, por exhaustivo que fuera, aunque enumeraba todas las poblaciones de Judea, Samaria y Galilea.
Jesús era hijo de María de Nazaret, pero con respecto a su padre también existe controversia. El Nuevo Testamento se refiere a José como esposo de María y no como padre biológico de Jesús, puesto que se considera a Jesús hijo unigénito de Dios Padre, concebido según Mateo 1,18 por obra del Espíritu Santo. De hecho, en la genealogía de Jesús, al nombrarle no se habla de concepción, como en el caso del resto de los miembros de su línea genealógica. Tanto es así que se relata que José tuvo la intención de dejar a María, pero que por medio de un sueño, un ángel de Yahvé le reveló que debía aceptar a María y a su hijo, a quien debía llamar Emmanu-'El (Dios con nosotros).
La imagen más antigua conocida de María, con el niño Jesús en brazos. Siglo II d. C., Catacumbas de Priscila, Roma, Italia. (Public Domain)
Las epístolas de Pablo de Tarso tampoco aportan mayor luz acerca de la paternidad de Jesús. En Gálatas 4,4 dice que "Dios envió a su Hijo, nacido de mujer" y en Romanos 1,3 "que era del linaje de David según la carne". En cuanto a los textos de Lucas y Mateo, atribuyen la concepción de Jesús a un milagro de Dios, sin participación humana. De estas referencias neotestamentarias procede la idea de su concepción virginal.
Desde el siglo II, el Talmud judío (con la idea de satirizar al cristianismo), explica que María fue violada, quedando a raíz de este hecho embarazada de Jesús.
La posible existencia de hermanos o hermanastros de Jesús resulta ser otro punto controvertido. En el Nuevo Testamento aparecen las siguientes menciones: “Su madre y sus hermanos estaban fuera” (Mateo 12,46-50). “Porque ni aun sus hermanos creían en él” (Juan 7,5). La Carta a los Gálatas (1,19) menciona a "Santiago el hermano del Señor". “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?” (1Corintios 9,5). Santiago, el jefe de la comunidad cristiana de Jerusalén, a quien Pablo llama "el hermano del Señor", también es nombrado en Hechos 12,17 y Hechos 15,13.
Probablemente el único argumento en contra de la posible existencia de hermanos de Jesús sea la idea de la virginidad perpetua de María (antes, durante y después del parto), que aparece en la literatura cristiana del siglo II y tiene su reflejo en textos como el Protoevangelio de Santiago y otros apócrifos excluidos del canon cristiano, en los que se argumentaba que los hermanos de Jesús eran hijos que José había tenido en un matrimonio anterior.
El Nuevo Testamento se refiere a José como esposo de María y no como padre biológico de Jesús, puesto que se considera a Jesús hijo unigénito de Dios Padre, concebido por obra del Espíritu Santo. En la imagen, escultura de San José con el Niño Jesús en brazos, obra de los hermanos Duthoit (siglo XIX). Catedral de Amiens, Francia. (Vassil/CC BY-SA 3.0)
Siglos más tarde, la teología católica, con la intención de defender el dogma de la virginidad de María, planteó el argumento de que la palabra utilizada en los evangelios para referirse a los hermanos, tanto en arameo ('âch-'achâ) como en griego (adélfoi), puede también aludir a los parientes, pero es de destacar que en griego existen otros términos para primos y parientes que nunca son utilizados para referirse a los hermanos de Jesús.
Leer ‘La figura histórica de Jesús de Nazaret (Segunda Parte)’
Imagen de portada: Fresco de las Catacumbas Cristianas de Domitila en el que Jesús aparece retratado como Buen Pastor (años 200-300). (Public Domain)
Autor Mariló T. A.
Guijarro Oporto, Dr. Santiago: El Jesús Histórico. Biblioteca Católica Digital https://www.mercaba.org/FICHAS/upsa/tema_02.htm
Pagola, José Antonio: JESÜS, Aproximación Histórica. https://centrodeformacion.com.ve/formacionnacional/fraternidad/sesion-I/docs/5.pdf
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Meier, John P: Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Editorial Verbo Divino, año 1998. https://laicos.antropo.es/biblia-y-libros/Meier.JohnP_Un-judio-marginal-1.pdf