…apareció un fenómeno ciertamente prodigioso e increíble; supongo que el relato de este hecho parecería ser una fábula…si no fuera porque los acontecimientos que lo siguieron fueron de una naturaleza tan considerable como para merecer tales señales; pues, antes del ocaso, se vieron carros de guerra y soldados con sus armaduras, corriendo entre las nubes…No solo eso, sino que en la festividad que llamamos Pentecostés, al encaminarse los sacerdotes de noche al templo interior…afirmaron que, en primer lugar, sintieron un temblor y oyeron un gran estruendo…
De este modo, Tito Flavio Josefo describía el avistamiento de un ‘ejército en las nubes’ justo antes del inicio de la Primera Guerra Judeo-Romana. Hombre nacido de un linaje de sacerdotes que más tarde se convertiría en algo parecido a un profeta para el emperador romano Vespasiano, el relato de Josefo sobre los carros entre las nubes parece inquietantemente similar al dictado en el Libro del Apocalipsis: la descripción de la segunda venida de Jesús en el día del Juicio Final, en el que descendería a la Tierra acompañado por una legión de ángeles, a falta de una expresión más precisa. Este suceso fue registrado por Josefo en el año 66 d. C., en la víspera de la ya mencionada Guerra Judía —una guerra basada en siglos de diferencias étnicas, además de en la ambición económica, y que acabó radicalizándose en una corriente de intolerancia religiosa que llevó a la destrucción y el saqueo del Templo de Jerusalén por parte de las legiones romanas.
Asedio y destrucción de Jerusalén por los romanos bajo el mando de Tito, 70 d. C. Óleo de David Roberts, 1850 (Dominio público)
El avistamiento es mencionado años más tarde por el historiador romano Tácito en sus Historias, obra escrita en el 115 d. C. (y por lo tanto un testimonio de segunda mano), y por Eusebio en el 325 d. C., cuando este autor romano escribe su Historia Eclesiástica (de nuevo un relato de segunda mano). El hecho de que este acontecimiento —vinculado al pueblo judío, no al romano— haya sobrevivido en textos históricos y religiosos, indica que podría sin duda haber desempeñado un importante papel en las Guerras Judías. Eusebio escribe que, para la época en la que los romanos saquearon Jerusalén, “la ciudad real de los judíos y la tierra santa de Judea estaban enteramente desprovistas de hombres santos”. Esta cita ha sido interpretada por algunos estudiosos (y líderes cristianos) como la prueba de que los judíos se dieron cuenta de que Dios les había juzgado con dureza, castigándoles con el envío de las legiones romanas.
En la antigüedad los judíos se preguntaban por qué su Dios había permitido que el Templo de Jerusalén fuese destruido (facilitando al actuar así la victoria de los romanos sobre los judíos). En nuestros días, no obstante, esta importante cuestión ha perdido fuerza respecto al debate sobre qué fue lo que Josefo y otros judíos vieron realmente entre las nubes. Este avistamiento de carros en el cielo, registrado por varios historiadores de la antigüedad y basado en “testigos visuales” de toda Judea, podría haber sido algo completamente diferente. Más que una señal divina, algunos científicos han comenzado recientemente a plantearse si estos ‘carros de guerra celestiales’ no habrían constituido uno de los muchos avistamientos OVNI que se produjeron en la antigüedad.
¿Es posible que las antiguas crónicas que hablan de ‘carros de guerra entre las nubes’ estén describiendo en realidad un avistamiento OVNI? (God’s hot spot)
Se registraron relatos similares de avistamientos de nubes con formas extravagantes durante la guerra de Roma contra el rey Mitrídates VI en el 74 a. C., y también durante la Segunda Guerra Púnica en Roma alrededor del siglo III a. C., —en ambos casos con anterioridad a las Guerras Judías. Curiosamente, el científico de la NASA Dr. Richard Stothers ha señalado que romanos y judíos estarían acostumbrados a observar e interpretar las cambiantes formaciones nubosas del cielo, y que lo poco habitual de este incidente en particular, además de su perpetuación en las crónicas históricas, ahonda aún más en lo sorprendente de este acontecimiento. Stothers teoriza de este modo que estos carros celestiales quizás no expresaran una profecía divina ni interpretable en modo alguno, sino que constituirían más bien un antiguo avistamiento OVNI.
Legiones celestiales, grabado de Gustave Doré (Dominio público)
La Primera Guerra Judeo-Romana estalló siendo emperador Nerón, último descendiente de Julio César y Augusto. El propio Josefo combatió a las tropas romanas a pesar de su puesto de gobernador militar de Galilea, y finalmente se refugió de los arrolladores invasores en el baluarte de Jodapatha, junto con cuarenta camaradas que se fueron matando entre ellos uno por uno en un intento de suicidio colectivo. Durante el tiempo de su confinamiento, no obstante, Josefo proclamó haber recibido una revelación divina del mismísimo Dios.
Esta epifanía decretaba que muy pronto Vespasiano ocuparía al trono imperial. Cuando esto ocurrió, Vespasiano —quien había logrado capturar a Josefo y a otro judío tras su fallido intento de suicidio colectivo— liberó a Josefo reconociendo la divinidad de su don. Josefo anunció entonces que los judíos estaban siendo castigados por Dios, y que éste estaba de parte de los romanos.
Josefo es conducido por Nicanor ante el emperador Vespasiano (Dominio público)
Ha sido objeto de debate entre los expertos si estos carros celestiales no habrían sido un intento por parte de Josefo (un hombre que ya era apreciado por el emperador romano gracias a sus dotes) de presentar a los romanos bajo una luz favorable a pesar de la desconfianza de los judíos. Al ser los romanos increíblemente tolerantes con las diversas sectas religiosas extranjeras, no hubiera resultado extraño que, en caso de hacerlo, hubieran decidido ser algo más benévolos con los judíos. Sin embargo, el relato de Josefo sobre un ejército de ángeles recorriendo los cielos en carros de guerra fue puesto por escrito después de la destrucción del Templo de Jerusalén, probablemente para explicar por qué Dios había permitido que ocurriera algo así. En cualquier caso, fuesen aquellos carros celestiales OVNIs, legiones celestiales, extrañas formaciones nubosas en el cielo o un simple mito destinado a reforzar la postura de Josefo, sin duda desempeñaron un importante papel en la interpretación judía de la víspera de una de las guerras más terribles de la antigua historia de Israel.
Imagen de portada: Representación artística de los ejércitos celestiales de los que habla Josefo en su obra. (Revelation Revolution)
Autor: Ryan Stone
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