Al pensar en los últimos tres años vividos en la carretera, viajando en bicicleta con mi esposo y mis hijos desde Alaska hasta la Argentina, recuerdo muchas cosas que vimos y me intrigaron. Pero jamás pensé que un sinnúmero de rocas podría atrapar a mi imaginación de forma tan apabullante. Claro que, por otra parte, tampoco pensaba que vería 20.000 extraordinarias piedras grabadas laboriosamente por alguna antigua y misteriosa civilización.
Solo me hizo falta una rápida mirada a través de la puerta del Museo Científico Javier Cabrera, en Ica, Perú, para que quisiera saber mucho más. Afortunadamente, la hija del Dr. Javier Cabrera, Eugenia, de buen grado nos abrió el museo y nos las mostró. ¡Cómo me impactó cada una de sus palabras!
El Museo Científico Javier Cabrera es pequeño, privado y está situado en la Plaza de Armas de Ica, a unas cuatro horas al sur de Lima. Fue creado por el propio Dr. Cabrera para salvaguardar las muchas y misteriosas rocas talladas descubiertas en la zona. Cabrera murió hace algunos años, pero ahora el museo lo mantiene su hija, que comparte la sabiduría de su padre con quienes se interesan por las piedras.
Con Eugenia Cabrera, hija del descubridor de las Piedras de Ica, en el Museo Científico Javier Cabrera. (Fotografía: Nancy Sathre-Vogel/La Gran Época)
De este modo, nos informó de que en el desierto de Ica se han encontrado más de 50.000 piedras grabadas, de las que alrededor de 20.000 se encuentran en las instalaciones del museo.
Además de la extraordinaria cantidad, lo primero que uno nota al observar las piedras es que son mucho más densas que el resto de piedras normales, y es que están formadas por dos capas: una de basalto negro en su centro y otra de andesita negra y brillante como capa exterior. Asimismo, las hay de todos los tamaños: desde tan pequeñas que caben en la palma de la mano, hasta otras de un metro de alto.
Las piedras están grabadas con escenas de pueblos antiguos, representando una gran variedad de imágenes de la vida cotidiana. Las más espectaculares (y las más misteriosas) parecen mostrar conocimientos médicos avanzados, incluyendo cirugía cerebral, trasplantes de corazón y experimentación genética.
Piedra de Ica en la que podemos ver a un personaje observando un cometa a través de un objeto que parece ser un telescopio. (Fotografía: La Gran Época/Eugenia Cabrera)
Incluso existen piedras que parecen representar, con gran detalle, a alguien realizando un trasplante de corazón, así como extrayéndole el cerebro a un paciente y acoplándolo a una especie de aparato para mantenerlo vivo. En otras piedras también podemos ver a varios individuos observando astros y estrellas con objetos que parecen ser telescopios.
Lamentablemente, hasta el día de hoy no sabemos con certeza qué significan todos esos dibujos grabados. Se dice que, cuando comenzaron a aparecer las piedras en el desierto peruano de Ica, nadie supo a qué se debían y un campesino empezó a vendérselas a los turistas.
El Dr. Cabrera, ya fallecido, fundador del Museo Científico Javier Cabrera, en una imagen retrospectiva del año 1976. (Ernesto Cabrera/CC BY-SA 4.0)
Supuestamente, cuando el gobierno amenazó con la cárcel al agricultor por la venta de dichas antigüedades, el hombre afirmó que él mismo las había grabado. Llegados hasta este punto, la historia oficial relata que un agricultor −o un pequeño grupo de personas− grabaron todas las piedras con el fin de lucrarse vendiéndoselas a los extranjeros.
Sin embargo, dado que son más de 50.000 las piedras que se han encontrado hasta ahora (todas ellas en el desierto de Ica), sería muy difícil que un pequeño grupo de personas las hubiera generado. Supongamos que las hubiesen tallado durante los últimos 50 años. Esto significaría que habrían trabajado alrededor de 1.000 piedras por año durante medio siglo. Es decir, tendrían que haber producido tres piedras al día.
¿Es posible que un solo hombre se haya dedicado a grabarlas? ¿Cómo es posible que un humilde campesino del desierto peruano supiese lo que aparece representado en las piedras? ¿Puede deberse a un plan urdido por un pequeño grupo de campesinos? En ese caso, ¿cómo fueron capaces de mantener su secreto durante tantos años?
Piedra de Ica con la representación de lo que parece ser una intervención de cirugía del cerebro. (Fotografía: La Gran Época/Brattarb/CC BY-SA)
Nadie sabe realmente quién grabó las piedras ni por qué, pero el Doctor Cabrera creía que formaban parte de una especie de enciclopedia de sabios ancestrales. Su hipótesis defendía que una civilización inteligente y evolucionada habría habitado toda la región. Se trataría de una sociedad muy avanzada, con amplios conocimientos de astronomía, física y medicina.
Una ancestral civilización que habría sabido que un cataclismo destruiría gran parte del planeta Tierra y que, en su desesperación por mantener a salvo sus conocimientos y poder transmitirlos a las generaciones futuras, grabó las ya famosas piedras. Unas piedras que, por ser prácticamente indestructibles, sobrevivirían al cataclismo. Por eso las colocaron en un único lugar: una cueva desconocida donde las habrían almacenado, según Cabrera. Pero, con el transcurrir de los años, fueron siendo esparcidas por los alrededores, arrastradas por riadas u otros procesos naturales.
Teniendo en cuenta que en ciertas piedras aparecen representados supuestos dinosaurios, esto significaría que dicha civilización habría coexistido con ellos, lo que supondría un cambio radical en la historia del hombre convencionalmente aceptada.
Detalle de una de las piedras de Ica en la que, supuestamente, se observa un cerebro conectado a algún tipo de aparato. (Fotografía:La Gran Época/Nancy Sathre-Vogel)
Imagen de portada: Algunas de las miles de piedras de Ica. (Fotografía: La Gran Época/Brattarb/CC BY-SA)
Autor: Nancy Sathre-Vogel / La Gran Época. Este artículo fue reeditado con permiso de FamilyOnBikes.org.