Los jeroglíficos egipcios se cuentan entre los sistemas de escritura más antiguos del mundo, datando de hace alrededor de 5.200 años. Conocidos en el antiguo Egipto como el "lenguaje de los dioses", se dice que fueron creados por el dios del conocimiento Thot. Los jeroglíficos fueron vitales en el cumplimiento de las normas reales y fueron utilizados por faraones y escribas para dejar un registro de todos los logros obtenidos durante los diferentes reinados. Hoy en día permanecen millones de jeroglíficos en textos sagrados, sarcófagos, tumbas y monumentos como recuerdo vivo de una de las épocas históricas más apasionantes que hayan podido existir.
El antiguo sistema de escritura egipcia desarrolla una escritura pictórica con gran número de personajes: 24 de los cuales se han reconocido como letras y otros representan palabras completas o combinaciones de consonantes. Existen entre 700 y 800 símbolos básicos, llamados glifos, no hay signos de puntuación ni tampoco indicaciones del comienzo o final de palabras ni ffrases. Los glifos generalmente se leen de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo y no utilizan espacios ni puntuación alguna. Por lo general aparecen en paredes y columnas de templos y tumbas del Antiguo Egipto.
Estela de Minnakht, jefe de los escribas durante el reinado de Ay, c. 1321 AC (Wikimedia Commons)
Los sacerdotes utilizaban los jeroglíficos para escribir oraciones y textos relacionados con la vida después de la muerte y la adoración de los dioses. En la preparación de sus tumbas, muchos ciudadanos egipcios copiaban jeroglíficos vinculados con el más allá por escrito, tanto sobre las paredes de dichas tumbas como en el interior de sus ataúdes.
Jeroglíficos bien detallados se encuentran con frecuencia en los sarcófagos. Detalle de la tapa del ataúd exterior de Nesyamun, que vivió en Tebas hace más de 3.000 años. La tapa está pintada con textos jeroglíficos del Libro de los Muertos, que contienen oraciones sobre el paso a la otra vida. Museos de Leeds (Imagen de dominio público)
Los cartuchos eran un tipo de jeroglífico utilizado en los sarcófagos, a menudo reservado para la realeza, con forma oblonga y que también podía encontrarse tanto en monumentos como en documentos y papiros.
Cartuchos de Ramsés II en Tanis (Wikimedia Commons)
Asimismo numerosas inscripciones jeroglíficas fueron utilizadas sobre los muros de los templos tanto con fines meramente decorativos como sagrados. Partes del Libro de los Muertos -una recopilación de oraciones que los antiguos egipcios creían que les ayudaban a realizar el tránsito hacia la otra vida- eran inscritas sobre los sarcófagos. De este modo, las inscripciones halladas sobre las paredes de los templos, tumbas y monumentos estaban destinadas a "la eternidad." Los jeroglíficos poseían suma importancia al ser el medio de comunicación con los dioses. Los egipcios creían que eran un regalo de Thoth, dios luna de la sabiduría, así como de la diosa Seshat.
Los jeroglíficos frecuentemente adornaban paredes de templos y tumbas. Cámara funeraria. Pirámide de Unas. Quinto Dyn. Sakkara (Wikimedia Commons)
En comparación con otros sistemas de escritura antigua, como la escritura cuneiforme, los jeroglíficos no disponen de un claro precursor identificado, siendo de origen desconocido. También se diferencia de la forma cuneiforme de la escritura sumeria en que sólo representan consonantes mientras que la escritura cuneiforme representa sílabas enteras, incluyendo vocales. Los antiguos egipcios rechazaron el uso de la abstracción en su idioma y los jeroglíficos se alimentan de muchos elementos del mundo físico que les rodeaba. Los glifos más completos y evidentes conservados son los que se dedican a personas y partes del cuerpo humano.
Detalle de un jeroglífico abeja en el complejo de la tumba de Sesostris I (Wikimedia Commons)
Existen también secciones de glifos para herramientas, armas, joyas etc. No todo el mundo en el Antiguo Egipto podía leer y escribir jeroglíficos, haciendo así su significado incomprensible para el ciudadano común. Sólo un grupo disponía de este conocimiento: los llamados escribas. Para llegar a ser escriba se debía recibir una determinada educación en una escuela especial, que podría tardar varios años en completarse. Una educación que solía comenzarse sobre los seis o siete años de edad. Los escribas eran indispensables para los faraones. Ellos, los escribas, tuvieron mucho que ver con el hecho de que la lengua egipcia fuese capaz de sobrevivir al paso del tiempo, ya que los jeroglíficos eran vistos como un regalo de los dioses y su modificación o abandono para ellos suponía un acto sacrílego.
El escriba sentado, fechado en torno a los años 2600-2350 AC.(Wikimedia Commons)
Alrededor del año 2700 a. C., la escritura hierática (que significa 'sacerdotal' para los griegos) se introdujo como una forma de escritura más afín a las letras del alfabeto. La escritura hierática finalmente llegó a ser ampliamente utilizada de modo más rápido y funcional, utilizándose para las inscripciones monumentales. La escritura egipcia se mantuvo durante unos dos milenios hasta que la escritura demótica se introdujo en el siglo VII antes de Cristo. La escritura demótica fue desarrollada a partir de la hierática y se caracterizaba por un sistema más simple y legible con lo que se extendió por todo Egipto. Fue utilizada para fines administrativos, textos literarios, tratados científicos, documentos legales y contratos comerciales. Además, marcó un nuevo desarrollo en el lenguaje del saber, porque era una especie de dialecto con su propia gramática. Durante el período grecorromano la demótica se convirtió en la escritura de uso cotidiano, mientras que el hierático mayor estaba reservado para los escritos sagrados. Es imposible saber exactamente cómo sonaba la antigua lengua egipcia, pero estudiando el copto, la primera escritura alfabética de la lengua egipcia, es posible obtener una idea aproximada.
De izquierda a derecha, ejemplos de hierático, demótico y escritura copta. Fuente de la foto: Wikimedia
El copto está escrito con el alfabeto griego y seis signos son de escritura demótica. Era el lenguaje de la época cristiana en Egipto desde el 395 d. C hasta el 641 d. C. Sin embargo finalmente fue reemplazado por el demótico que, a su vez, se compone de una serie de dialectos de los cuales, al menos seis, tenían el estatus de lengua escrita. Pasó de moda en torno al siglo XIV cuando los árabes conquistaron Egipto y el árabe se convirtió en el idioma predominante. El copto se restringió a fines litúrgicos de la Iglesia Ortodoxa Copta.
Después de que el Imperio Romano comenzase su dominio sobre la nación egipcia, los jeroglíficos empezaron a desaparecer del uso popular. En el siglo IV de nuestra era, Egipto se había convertido al cristianismo y tenía adoptados ya tanto el alfabeto griego como la escritura copta, por lo que las formas tradicionales de escritura autóctonas cayeron en desuso. La última inscripción fechada en lengua jeroglífica que se conserva se inscribió en el poste de la puerta de un templo en Philae, en el año 396 d. C..
Los jeroglíficos fueron indescifrables durante 1400 años hasta que el erudito francés Jean-Francois Champollion, considerado el padre de la egiptología, decodificó la Piedra de Rosetta en 1822. La misma Rosetta es un documento donde se refleja un decreto del año 196 a. C. de los sacerdotes de Memphis. Sobre la piedra aparece un texto escrito por ese concreto grupo de sacerdotes egipcios en honor del faraón. Dicho decreto aparece en tres idiomas, incluyendo los jeroglíficos egipcios, utilizados para documentos religiosos, el griego, que era la lengua de los gobernantes de Egipto en ese momento y el demótico. Se necesitaron veinte años hasta que la piedra de Rosetta pudo ser descifrada después de haber sido descubierta durante la invasión de Egipto por parte de Napoleón, en el año 1799.
La Piedra de Rosetta (Wikimedia Commons)
Imagen destacada: Detalle de la tumba TT3, bien conservada y bellamente pintada, de Deir el-Medina en la Ribera Occidental de Luxor. Esta escena representa el dios Osiris con las Montañas del Oeste detrás de él. Perteneció a Pashedu, que sirvió como artista egipcio y capataz en Deir el-Medina bajo el faraón Seti I. (Wikimedia Commons)
Por Bryan Hilliard
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