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Portada - Ocho escenas del Cantar de Roldán en una sola ilustración. (Public Domain)

Un héroe de la historia y la leyenda: la muerte del valeroso Roldán en la batalla de Roncesvalles

Roldán o Rolando, (Hruodland o Roland en la lengua de los francos), llamado también “Roldán el Valiente”, nació en el año 736 de nuestra era y murió en el 778 en Roncesvalles. Era un caballero franco, conde de la Marca de Bretaña, responsable de defender las fronteras del reino de los francos contra los bretones, y –según la leyenda– sobrino de Carlomagno. Roldán se convirtió en el principal paladín del emperador y en uno de los personajes más importantes del ciclo literario conocido como la Materia de Francia.  

Vita Karoli Magni

Según el Vita Karoli Magni (“Vida de Carlomagno”), una obra escrita entre los años 829 y 836 por Eginhard, monje y cronista, hordas de sarracenos (según otras versiones rebeldes vascones) masacraron a Roldán y a su ejército en el transcurso de la batalla del Paso de Roncesvalles. La muerte de Roldán se convirtió de este modo en un símbolo de las guerras medievales entre cristianos y musulmanes.

 

 

El relato da comienzo con Carlomagno marchando al frente de su ejército con rumbo a Zaragoza (España), consciente de la oportunidad de extender la Cristiandad, además de su propio poder. El gobernador musulmán de Barcelona Sulayman al-Arabí, junto con su aliado Husayn de Zaragoza, indujeron a Carlomagno a invadir Al-Ándalus a cambio de ayuda militar contra Abderramán I, Umayyad (emir) de Córdoba. Carlomagno cruzó los Pirineos en el año 778.

Monumento a Roldán en el Paso de Roncesvalles. (CC BY-SA 3.0)

Monumento a Roldán en el Paso de Roncesvalles. (CC BY-SA 3.0)

Pese a que sus tropas fueron bien recibidas por Sulayman al-Arabí en Barcelona y Gerona, Carlomagno encontró cerradas las puertas de Zaragoza. Husayn se negó a rendir la ciudad a Carlomagno, argumentando que jamás le había jurado lealtad, aunque intentó aplacar sus ánimos ofreciéndole un importante tributo en oro. Carlomagno no se sintió satisfecho en absoluto, y furioso por lo que consideraba un incumplimiento de lo pactado, decidió sitiar la ciudad y tomó prisionero a Sulayman al-Arabí, encadenándole. Pero los ambiciosos esfuerzos de Carlomagno no se vieron coronados por el éxito, por lo que se retiró un mes más tarde, persuadido de que ya era hora de regresar a su reino.

Carlomagno y Carlos V, ilustración de ‘Vita et gesta Karoli Magni’, Colonia (1521). (Public Domain)

Carlomagno y Carlos V, ilustración de ‘Vita et gesta Karoli Magni’, Colonia (1521). (Public Domain)

A medida que el ejército franco se retiraba hacia su patria cayó en varias emboscadas: una del ejército de Al-Arabí, otra de los vascones del interior de Navarra, y una tercera (la peor) en las montañas de los Pirineos. En esta última, la retaguardia del ejército de Carlomagno fue atacada y aniquilada. Las bajas fueron muy numerosas entre los francos, incluidas las de importantes caballeros de la nobleza, pero la peor pérdida de todas fue la de Roldán, el más valeroso de los hijos de Francia.

15 de agosto: el día en que Roldán se convirtió en leyenda

En aquel triste 15 de agosto, el valiente Roldán iba acompañado de 20.000 soldados francos y varios e importantes nobles, entre ellos su buen amigo Oliveros u Olivier (con cuya hermana Alda (Aude) se había prometido Roldán). Estos hombres formaban la retaguardia del ejército de Carlomagno. El valle de Roncesvalles estaba cubierto hasta tal punto de unos bosques tan espesos que constituía el lugar idóneo para una emboscada. Según la leyenda el ejército sarraceno contaba con más de 400.000 soldados para enfrentarse al contingente franco comandado por Roldán, muy inferior en número.

Mapa de las antiguas carreteras romanas de Hispania. El paso de Roncesvalles formaba parte de la carretera Ab Asturica Burdigalam, que partía de Asturica Augusta (Astorga) y llegaba hasta Burdigala (Burdeos) cruzando los Pirineos. (Public Domain)

Mapa de las antiguas carreteras romanas de Hispania. El paso de Roncesvalles formaba parte de la carretera Ab Asturica Burdigalam, que partía de Asturica Augusta (Astorga) y llegaba hasta Burdigala (Burdeos) cruzando los Pirineos. (Public Domain)

Sin embargo, este hecho por sí solo no infundió miedo en el valiente ánimo de los francos, que decidieron combatir en solitario al enemigo sin pedir refuerzos al rey, que marchaba en cabeza. El vigor, la fuerza, la abnegación, el orgullo y la fe de Roldán quedan descritos de forma clara en su respuesta a Oliveros, quien le apremiaba a hacer sonar su cuerno para que Carlomagno acudiera en su ayuda:

Un hombre debe sufrir grandemente por su señor, soportar intenso frío y calor abrasador, y sacrificarse por él en carne y sangre.

Aunque los francos lucharon valerosamente y soportaron la terrible acometida del enemigo tan bien como les fue humanamente posible, fueron evidentemente superados en número y quedaron condenados a morir uno tras otro. Todos combatieron con valor aquel día, pero ninguno demostró la valentía de Roldán. El héroe atravesó a multitud de enemigos con su poderosa lanza, y cuando ésta se quebró en sus manos, echó mano a su poderosa espada Durandarte o Durandal, hiriendo y derribando con ella a un enemigo tras otro.

Pintura anónima del siglo XV sobre la batalla del Paso de Roncesvalles. (Public Domain)

Pintura anónima del siglo XV sobre la batalla del Paso de Roncesvalles. (Public Domain)

Cuando prácticamente todos los hombres de Roldán estaban ya muertos, y aunque el héroe seguía en pie combatiendo al enemigo, gravemente malherido y moribundo, Roldán intentó quebrar su espada para impedir que cayera en manos de los sarracenos. Por última vez hizo sonar su olifante (un tipo de cuerno de guerra). Aunque sabía que el ejército de Carlomagno ya no podría salvarles, quería impedir la profanación de los cuerpos de sus hombres. Sintiendo que su muerte estaba cercana, Roldán se echó en el suelo apoyando su cabeza sobre la hierba, depositó su cuerno y su espada junto a él y volvió su rostro hacia el enemigo. Cuando Carlomagno y sus hombres alcanzaron el campo de batalla, encontraron los cuerpos de Roldán y sus hombres caídos en combate. Según la leyenda, Roldán fue sepultado en la basílica de Blaye, cerca de Burdeos.

La muerte de Roldán y sus hombres. (Public Domain)

La muerte de Roldán y sus hombres. (Public Domain)

En otra versión del relato, Roldán lanza su espada Durandal por los aires para impedir que caiga en manos del enemigo. La espada acaba clavándose mágicamente en una roca de Rocamadour, lugar de peregrinaje situado unos 160 kilómetros al norte de Toulouse. La espada continúa allí aún a día de hoy.

La espada Durandal clavada en una roca de Rocamadour (Francia)

La espada Durandal clavada en una roca de Rocamadour (Francia)

La heroica muerte de Roldán en la literatura medieval y renacentista

Con el paso de los años, Roldán se convirtió en una figura emblemática, y su heroica muerte en el Paso de Roncesvalles alcanzó dimensiones míticas en la literatura medieval y renacentista. El primero y más famoso de estos relatos épicos fue la Chanson de Roland (“Cantar de Roldán”), escrita en francés antiguo. Se trata de un poema heroico del siglo XI basado en la batalla de Roncesvalles. En este poema se asocia poéticamente a Roldán con su espada Durandal, varias reliquias cristianas, su caballo Vellantif o Veillantin y su olifante o cuerno de guerra.

Roldán recibe Durandal de manos de Carlomagno. (Public Domain)

Roldán recibe Durandal de manos de Carlomagno. (Public Domain)

Durante el Renacimiento se escribieron muchas obras maestras de la literatura poética para ensalzar la gloria de Roldán, siendo las más famosas de ellas Orlando Innamorato y Orlando Furioso. La valentía de Roldán inspiró asimismo a algunos de los más brillantes compositores de música clásica, entre ellos Georg Friedrich Händel, quien escribió la ópera Orlando en su honor. Más aún, en la zona pirenaica muchos lugares llevan su nombre, y se erigieron numerosas estatuas en su honor en toda Europa como símbolo de su fe y su valor.

Primera página de la Chanson de Roland, (Cantar de Roldán), poema épico compuesto en el año 1098. (Public Domain)

Primera página de la Chanson de Roland, (Cantar de Roldán), poema épico compuesto en el año 1098. (Public Domain)

Naturalmente, Roldán no era consciente del impacto que su última batalla tendría en la conciencia colectiva en el futuro. Simplemente vivió y murió por aquello en lo que creía, algo de lo que solo es capaz alguien con auténtico coraje y fortaleza. Éstas fueron sus últimas palabras al mirar al cielo y apoyar su mano ensangrentada sobre su pecho, declarándose victorioso en su causa:

A tu vista, oh Dios, sean confesados mis pecados. Grandes y pequeños, desde la hora de mi nacimiento hasta el día de hoy, me arrepiento de todos ellos.

La muerte de Roldán, ilustración de Jean Fouquet (1455-1460). (Public Domain)

La muerte de Roldán, ilustración de Jean Fouquet (1455-1460). (Public Domain)

Imagen de portada: Ocho escenas del Cantar de Roldán en una sola ilustración. (Public Domain)

Autor: Theodoros Karasavvas

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

 

Fuentes:

Roland's Biography
Roland: The Ultimate Hero of Early France
Heroes Every Child Should Know – Roland
The Song of Roland

Imagen de ancient-origins

Ancient-Origins

En Ancient-Origins.es creemos que uno de los más importantes campos del conocimiento que podemos estudiar como seres humanos es el de nuestros propios orígenes. Y si bien algunos pueden parecer satisfechos con ellos, nuestra opinión es que existe un gran... Lee mas
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